Miércoles, 24 de abril de 2024


Columna: Columna Invitada

Barbarie y poderes fácticos en Sinaloa

Viernes, 23 Julio 2021
  • Por:  Teresa Guerra/Punto de Vista

Desde hace muchas décadas, el poder de los grupos del narcotráfico en Sinaloa es una realidad; no es del agrado de gobernantes, ni de grupos ciudadanos, que se etiquete a Sinaloa como un narcoestado, porque efectivamente Sinaloa es mucho más que sus grupos delincuenciales. En la entidad hay destacados deportistas, artistas, mujeres y jóvenes sobresalientes, grandes productores agrícolas y pesqueros, hombres y mujeres de negocios bien habidos, y una población noble y trabajadora, entre otros. Sin embargo, junto a todo lo bueno de Sinaloa, también hay un narcopoder, o poderes fácticos, que se disputan el control del territorio, en las ciudades y municipios serranos. 

Varios son los ciudadanos y luchadores sinaloenses que han perdido la vida por estar en el lugar y momento equivocados, o por estorbar a los propósitos de control de los grupos delincuenciales: Jorge Aguirre, Norma Corona, Javier Valdez, entre otros, a los que hoy se suman Román Rubio y Esteban López. Román Rubio era un hombre muy noble, con una amplia trayectoria de lucha social. Lo mismo defendía a los indígenas tarahumaras, a los maestros, a campesinos pobres de la sierra, a ciudadanos de su municipio y a otros grupos sociales. Fue el único candidato de Morena que no logró llegar al Congreso del Estado, porque desde el día de la jornada se supo que se habían sustraído urnas con votos, para efecto de impedir su triunfo como legislador. Lo mismo con la candidata a la alcaldía por Morena, cuya campaña coordinaba Esteban López, primo hermano del exgobernador Mario López Valdez. Ambos desistieron de impugnar la elección por las amenazas que recibieron de continuar su propósito de encabezar la alcaldía y diputación local. Pese a retirarse de la contienda, no les perdonaron la vida; el liderazgo y la lucha social que impulsaban Román Rubio y Esteban López incomodaba a más de alguno de los miembros del crimen organizado en aquella región. Hay que recordar que Sinaloa municipio tiene antecedentes de violencia política; en 2013 asesinaron al coordinador de campaña de Esteban López, quien disputaba en aquel momento la presidencia municipal bajo las siglas del PAN y del PRD. Igualmente, en esas mismas fechas amenazaron a Saúl Rubio y lo obligaron a retirarse de la contienda por la diputación local, dejando el camino libre para los otros contendientes, porque también Esteban se retiró de la campaña. Antes de ello, el 16 de mayo del 2005, habían asesinado a Saúl Rubio padre, quien era diputado local por el PAN y fue ejecutado a plena luz del día en una carretera que conduce de Sinaloa de Leyva a Guasave. Lamentablemente, no solo el municipio de Sinaloa tiene antecedentes de violencia política; lo mismo ha pasado en Choix, ya que en marzo del 2015, el alcalde Juan Acosta Salas sufrió un atentado; igual pasó con el alcalde de Navolato, actualmente diputado federal, Fernando García, contra quien atentaron el mismo año de 2015. Y el secretario de Turismo, Antonio Ibarra, quien fue asesinado también en noviembre del 2015. En este año, se supo cuando menos de varias amenazas a contendientes políticos en Concordia, Badiraguato, Rosario, Sinaloa y Escuinapa, donde la violencia política se hizo presente en la contienda electoral. 

Grave es la situación y muy preocupante el mensaje que envían y el poder que muestra la narcodelincuencia en Sinaloa. ¿O no? ¿Quedarán en la impunidad, como muchos, el crimen de Román Rubio y Esteban López? 

 

 

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