Viernes, 29 de marzo de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

mussioc2@gmail.com

 

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Su contrincante en Morena, Miguel Pintos, es símbolo de la corrupción

Tania Cruz ya debió ir por un notario y escriturar la diputación federal. 

Aferrada a la curul, va por su tercer período, segunda reelección, así tenga que pasarle encima al osado Miguel Pintos Guillén y a su padrino, José Luis Peña Peña, esposo de Rocío Nahle.

Tania Cruz, maestra, activista, mujer de deporte, tuvo la agilidad para treparse en el efecto López Obrador, en 2018, y así conocer San Lázaro, el palacio legislativo federal, el recinto donde Morena, su partido, destroza las leyes, viola un día sí y otro también la Constitución, extingue fideicomisos y los 135 mil millones de pesos o más se los engulle el presidente, que es papá del zángano que habitó la Casa Gris de Houston, el tal José Ramón López Beltrán, y donde se aprueban presupuestos que sirven para el derroche, los proyectos faraónicos, los caprichos de López Obrador, que sirven para nada.

Y Tania Cruz aplaude. Y Tania Cruz aprueba. Y Tania Cruz se suma. Y Tania Cruz es cómplice.

Y tanto le gustó ser parte de esos y otros atentados a la nación, que repitió en 2021, y la maestra ya no quiere soltar el hueso.

Tiene, como todos, sus positivos y sus negativos. Tiene sus intervenciones destacadas y otras que han sido una desgracia, las loas desmedidas al mesías de Tepetitán, léase Manuel Andrés López Obrador (MALO), y un hermano incómodo, Jonathan, el campeón de artes marciales que ha sido denunciado por otras artes, las sexuales, contra una menor de edad, hondureña, de 15 años de edad.

Carga Tania Cruz, la maestra, con esa y otras lápidas, pero la del hermano incómodo no es pesada, es destructiva.

Su rival por la nominación es un flan político, vulnerable, frágil por el cúmulo de tropelías que lo distinguen. Es Miguel Pintos Guillén. Es un invento malogrado de don José Luis Peña Peña, esposo de la cuasi precandidata de Morena al gobierno de Veracruz, Rocío Nahle García.

Peña Peña lo incrustó en la Secretaría del Ayuntamiento de Coatzacoalcos y desde ahí, junto con sus peones en Obras Públicas, controlaron los contratos para sus amigos constructores con los que solían hacer de las suyas en los complejos petroquímicos de Pemex en la zona industrial cuando Pepe Peña era el segundo de abordo en el área de mantenimiento del Complejo Petroquímico Pajaritos, donde, por cierto, la planta Clorados III voló con saldo de una treintena de muerto. ¿Por qué habrá sido? Por falta de mantenimiento. Faltaba más.

Pintos es odiado en Morena. Y más odiado en Coatzacoalcos. Fue el protagonista del escándalo por un acta de cabildo falsa con la que el gobierno de Víctor Manuel Carranza Rosaldo, alcalde impuesto por Rocío Nahle, de 2018 a 2021, se agenció dos canchas de futbol rápido, cuyo concesionario, Ember Ballinas García, demostró poseer los derechos, reconocidos en el acta de cabildo original, la se halla en los archivos del Congreso de Veracruz.

Pintos, pues, es odiado. Tania Cruz, no tanto. La maestra sólo tiene que torcerle la mano al marido de Rocío Nahle y negocio arreglado.

El otro escollo sería Juan Javier Gómez Cazarín, el bandolero que lidera a Morena en el Congreso de Veracruz, quien deshoja la margarita, quien está midiendo si Rocío Nahle, su patrona, se sostiene en la candidatura al gobierno estatal o si se cae por aquello de que es nacida en Zacatecas y no reúne el requisito constitucional.

Tania, pues, se enamoró de la curul.

 

Meses de presiones, caprichos y golpes bajos, y les ganó hasta en la encuesta que sus adversarios propusieron

Pepe Yunes es la propuesta del PRI para Veracruz; Héctor Yunes, el candidato de TikTok.

Fue 4-0. Cuatro encuestas arrojaron tendencia hacia Pepe Yunes; una, del Frente Amplio, otra del PAN y una más del diputado federal oriundo de Perote; la otra, a cargo de “Lorena Becerra”, sugerida por Héctor Yunes Landa y banda afín, según reseña el periodista Edgar Hernández.

Y el marcador, demoledor: 4-0.

No había sesgo, ni truco, ni trampa. Cuenta Pepe Yunes Zorrilla con la preferencia ciudadana para encabezar a la oposición en la elección por el gobierno de Veracruz, en 2024.

Del PRI nacional salió humo blanco, este viernes 24, propalándose el habemus candidato a favor del legislador federal.

Los convocó Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, su líder nacional. Acudieron Pepe y Héctor Yunes; el ex líder estatal tricolor en Veracruz, Marlon Ramírez Marín; la diputada federal y secretaria general del PRI estatal, Lorena Piñón Rivera; el ex alcalde de Cosoleacaque y ex diputado federal, Cirilo Vázquez Parissi, de la nueva generación priista, y el actual dirigente, Adolfo “Fofo” Ramírez Arana.

No llegó Anilú Ingram Ballines, que en eso de hacer panchos se pinta sola, despotricando que no convalida ni se presta a una farsa, como si su vida política no fuera eso, una farsa, suponiendo que una reina de carnaval —ella lo fue en el de Veracruz hace una veintena de años— tiene derecho a todo.

Semanas atrás, los sondeos y los consensos marcaban la ruta hacia Pepe Yunes. Hacía meses, Pepe Yunes había concertado charlas con corrientes panistas, una de ellas los Yunes azules, y el terreno era fértil para transitar hacia la candidatura de la oposición. Con Pepe, sí; con Héctor y con el panista Julen Rementería, no.

Tras la paliza de 4-0, el PRI ya tiene propuesta. Queda que el PAN y PRD la validen, la perfeccionen, acomoden sus piezas en la candidatura al Senado, primera fórmula para el PAN; segunda fórmula para el PRD, y sobre todo, si el panismo propone a varón o mujer, si va uno de los Yunes azules —Miguel Ángel o Fernando o Patricia Lobeira, alcaldesa de Veracruz, o si intenta reelegirse Indira Rosales San Román— y con qué varón o mujer jugará el PRD.

Y si aquello en lo que tanto insiste Pepe Yunes, la apuesta por la sociedad civil, se hace realidad, pues sin los votos del pueblo nadie pueda ganar una elección.

Mientras, la felpa será difícil de olvidar: Pepe Yunes 4, Héctor Yunes cero.

Uno irá a la elección; el otro seguirá entreteniendo a las redes sociales.

Al Senado, según la fórmula Mónica Robles, se accede por la succión y el trapecio, el aplauso a los sátrapas, la liga con Fidel, el contubernio con Duarte, el cariño a Karime y el desdén, tan suyo, tan propio, a la gente de Veracruz.

Al Senado aspira Mónica Robles Barajas, negándose a ver su realidad, que simpática no es, y que ha propinado tantos agravios, tanta bajeza, que son contados los que la ven bien.

Caradura, no le bastó el descalabro en la disputa por la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz, arrancando un solitario voto, de 200 posibles, en la sesión del Consejo Político Estatal.

Entre el morenismo hay quienes no la ven y hay entre quienes la ven y la repudian. Y saben por qué.

De aquel descontón, obra de Rocío Nahle y el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, doña Mónica Robles de Hillman se repuso y ya se volvió a dar cuerda. Va, ahora, por la candidatura al Senado, a riesgo de volverse a pulverizar.

Ya fue el hazmerreír del obradorismo. Ya la hizo añicos Cuitláhuac con un consejo morenista donde todos están alineados. Ya la humilló como quiso la ex secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García, su antigua aliada. Pero no entendió.

Apestada en Morena, carga una historia de vergüenza política, incluido el despojo de un parque público en Coatzacoalcos, vía una simulación legaloide, una concesión que le debe a Fidel Herrera Beltrán, y los negocios de reciclamiento de basura de su mamá, la ex diputada perredista, Roselia Barajas Olea, y su nexo con el PRI, un compadrazgo con un panista de alto nivel y el agandalle de cargos cuando se montó en Morena.

De todo, lo más sublime fue su abyección, el aplauso cínico a Javier Duarte de Ochoa, mecenas de los negocios del Clan de la Succión, con publicidad a granel, millones en cascada hasta quedarse trabados con un adeudo bárbaro cuando el pillo decidió huir y luego parar en prisión.

Cada historia da material para un libro. O varios. Las anécdotas, las imágenes, el recuento hemerográfico que ellos, Mónica y su padre, José Pablo Robles Martínez, propietario del consorcio periodístico integrado por Diario del Istmo, Imagen de Veracruz, Imagen del Golfo, Llave, Editorial Robles, encuestadora Impulsos y hasta la Inmobiliaria La Voz del Istmo, se encargaron de plasmar para que la historia los juzgue y los veracruzanos los repudien aún más.

Nadie tuvo mejor tino que Fidel Herrera Beltrán cuando el ex gobernador fue cachado en una conversación subrepticia, en 2010, tildando al sátrapa de la tinta, José Pablo Robles, como un “succionador profesional”, que “lo mismo chupa ch..che que mama v..ga”, que lo mismo le succiona al PRI que al PAN. Así cayeron sus palabras. Así lo registra el audio. Así los marcó Fidel para la eternidad.

Con Fidel quedó definida la esencia de lo que son. Acá, en INFORME ROJO, se perfeccionó la descripción: el Clan de la Succión.

Y así ha sido su vida pública.

Siendo presidenta del DIF en Coatzacoalcos, su marido Iván Hillman Chapoy alcalde, tuvo la osadía de convertir un parque público, con juegos que los niños solían disfrutar, en un parque ecológico privado, vía un comodato que le dio el control por 10 años, primero, y que ha venido perpetuando con presiones a los ayuntamientos.

Así nació el Parque Quetzalli, cimentado sobre el Parque del DIF, con acceso restringido, visitas guiadas, idea no original, no de Mónica Robles ni de su mamá, Roselia Barajas, la iniciadora de la telenovela ecologista, sino de un ambientalista que intentó cuajar su proyecto en Cuernavaca y no pudo.

A ese despojo siguieron otras burlas a la sociedad. Siguió la planta de reciclamiento de basura ERA 2000, aprobada por el cabildo encabezado por Iván Hillman, que se prestó a un simular una licitación pública, siendo instruidos los ediles a aprobar el negocio de los amigos del Clan Robles. Al final, por falta de cumplimiento, por ser un embuste, el ayuntamiento que presidiera Marcelo Montiel les canceló el proyecto.

Mónica Robles e Iván Hillman presumían su relación con Fidel Herrera. Y Fidel les daba cuerda. A la par, Mónica Robles expresaba públicamente su apoyo al líder perredista, Andrés Manuel López Obrador.

En 2009, Fidel Herrera le concedió a Iván Hillman la candidatura a diputado federal por el PRI. Tuvo el aparato de poder a sus pies y perdió. Lo derrotó el PAN pero la operación en contra fue fuego amigo. La ejecutó Marcelo Montiel.

Años después, Mónica Robles se puso la verde. Postulada por el PRI-PVEM, fue candidata a diputada local. Gozaba los mítines priistas, según se le ve en los videos. Saludaba al priismo. Abrazaba al priismo. Se fotografiaba con el priismo. Y llegó al Congreso de Veracruz, ya en tiempos de Javier Duarte.

Fue una fiel duartista. Y Duarte fue un siervo de la Succión. Les prodigó contratos de publicidad sin reparo, millones y millones cada mes, y su cobijo y aval moral. Era, entonces, Mónica Robles, la duartista.

Congeniaban Karime Macías, la Señora de la Abundancia, y la heredera del Clan de la Succión, sin advertir que un día, cuando la desgracia política llegara y el efecto Yunes los arrasara, Karime estaría sujeta a procesos penales, refugiada en Londres, Inglaterra, sujeta a un juicio de extradición, ya en vías de ser remitida a México para encarar los litigios y su destino en un penal.

Mónica Robles y Karime Macías eran harina del mismo costal. Pulgas del mismo petate, aparecían en las páginas de los periódicos del consorcio, y en los portales de internet.

Una estampa define a Mónica Robles: el día en que se le ve aplaudir a Javier Duarte, sonreírle, festinar la aprobación de una iniciativa a favor del Poder Judicial de Veracruz. Mónica Robles aplaudiendo al ladrón. Es una instantánea del poder.

Ya como morenista, arribó al Congreso por segunda vez por la vía plurinominal, por la puerta de atrás, sin buscar el voto de los electores porque esos nunca los va a tener.

Su paso por el Congreso fue de pena y de risa. Se volvió la reina del micrófono abierto. Un día cuando dijo que andaba “cruda”. Otro, cuando le llamó autistas a los empleados de la Legislatura.

Protagonizó un sainete cuando a las preguntas de la reportera Rosalinda Morales sobre el dictamen para destituir al ex fiscal Jorge Winckler, Mónica Robles evidenció que no había leído el documento. Y era la presidenta de la Comisión de Justicia y Puntos Constitucionales.

Drásticamente cortó la entrevista. “Ya”, espetó. La reportera insistía. Mónica Robles terminó colocando su mano sobre la lente de la cámara.

El peor sainete ocurrió en Coatzacoalcos. Venía dando tumbos con los foros en que exponía la modificación al Código Civil para validar el matrimonio igualitario. Enfrentó el repudio en Orizaba, en Acayucan, donde irrumpían los grupos afines a la Iglesia Católica. Pero el de Coatzacoalcos fue brutal.

Saboteada, denostada, escuchó gritos, deglutió insultos, se tragó una humillación superlativa. Fue tratada, mejor dicho maltratada, como a nadie, nunca, en la historia de Veracruz.

A su lado tuvo a Amado Cruz Malpica, entonces diputado local, que nada pudo hacer. La Sala de Cabildo de Coatzacoalcos hervía. Hombres y mujeres alzaban las cartulinas, externaban el repudio a una reforma legal que no hallaba cabida en un sector de la sociedad.

Y Mónica Robles, con la mirada fija, la soberbia abollada, el escenario descompuesto, sin pronunciar una palabra, retando a un gentío enardecido.

La hicieron añicos. Le pasaron encima. La destrozaron. Y se tuvo que ir.

Le cerró la puerta a sus antagonistas en Xalapa. Manipuló el de Boca del Río. Terminó abiertamente cuestionada por el clero.

Con Morena está peor. Intentó disputarle a Rocío Nahle la coordinación de los comités de la Cuarta Transformación, o sea la candidatura al gobierno de Veracruz, y fue humillada. Nahle y el gobernador, Cuitláhuac García, sólo le dejaron un voto del Consejo Estatal de Morena.

Hoy, va por la segunda felpa. Se inscribe para ser candidata al Senado, sabiendo que si llega al Congreso federal en 2030 será candidata natural al gobierno de Veracruz.

El reto a Cuitláhuac García es directo. Enfrenta a Dorheny García Cayetano, la cuasi hermana del gobernador, a la que retó a renunciar a la Secretaría de Trabajo estatal, y Dorheny renunció.

Se ve que Mónica Robles no entiende.

Su bagage es deplorable. Su pasado ligado al PRI, al PRD, su nexo con Fidel Herrera, el contubernio con Javier Duarte, el cariño de Karime, la ambición desmedida del Clan de la Succión, son los negativos con los que va a la contienda.

Su duartismo, cree, le da para ganar.

Archivo muerto

Tanto crece Pepe Yunes, que Cuitláhuac García, queriéndolo acribillar, se dio un balazo en el pie. Y entonces Héctor Yunes, que hoy intenta de nuevo ser candidato del PRI al gobierno de Veracruz, reveló lo que también era secreto a voces: el financiado por Duarte fue Cuitláhuac García. (https://bit.ly/3sIiLQ1).

De la sociedad civil, el único que pinta para gobernador es Juan Bueno Torio. No fue casual verlo sentado junto a Pepe Yunes en el evento de Xóchitl Gálvez, en Orizaba. (https://bit.ly/3R9jsLE).

Ahí, donde Cuitláhuac García sembró olvido, clínicas que sólo existieron en su imaginación, caminos deplorables y resentimiento social en la sierra de Soteapan, ya hay células de la Fuerza Rosa de Xóchitl Gálvez. (https://bit.ly/49P9s1h).

Patricia Islas sigue papando moscas. No sólo es la cómplice number one de Arturo Delgadillo, su antecesor, sino la alcahueta de Gilberto Velázquez, director de Desarrollo Urbano Municipal. (https://bit.ly/46qLTJk).

Rocío Nahle le alza la mano al hijo de Fidel. Y Manuel Huerta lo festina. Y al morenismo veracruzano se le enfría la sangre viendo que el fidelismo ahora es su aliado. Y Rocío Nahle sonríe. Y luego ríe. Afianza la mano con la de Javier Herrera Borunda, mandamás del Partido Verde. (https://bit.ly/40T0cVG).

Queriendo demeritar a Pepe Yunes, el gobernador se da un tiro en el pie

Tanto crece Pepe Yunes, que Cuitláhuac García, queriéndolo acribillar, se dio un balazo en el pie.

Tácitamente “destapado” cuando Xóchitl Gálvez pronunció su nombre en evento de Orizaba, el viernes 17, envuelto en gritos de “gobernador, gobernador”, el hoy diputado federal por el distrito de Coatepec se catapultó como la figura del Frente Amplio en Veracruz. 

Y al tercer día, Cuitláhuac García lo quiso demeritar. Invocó este lunes, el audio en que se habla de los desvíos de recursos de Javier Duarte de Ochoa, entonces gobernador de Veracruz, millones de pesos colocados en caja de huevo y llevados al PRI.

Y de eso, dijo el Cuit, se debe acordar Pepe Yunes, Héctor Yunes y toda la militancia priista.

Y sonó el estruendo. El gobernador se dio un tiro en el pie.

El que recuerda bien es Héctor Yunes Landa. Al que acusaron de haber recibido financiamiento de Duarte, fue a Héctor. Del que habló el ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, en esos días procesado y en la prisión de Pacho Viejo, cercana a Xalapa, fue Yunes Landa.

Y entonces Héctor Yunes, que es mecha corta y que hoy intenta de nuevo ser candidato del PRI al gobierno de Veracruz porque la gente le da “like” cuando en sus videos de Tiktok, reveló lo que también era secreto a voces: el financiado por Duarte fue Cuitláhuac García, la pieza de Morena, el protegido de Rocío Nahle, en la campaña de 2016 que el bailarín de la Macultépetl perdió.

“Me informaron —dijo Héctor— que en dos ocasiones del Gobierno del Estado le entregaron apoyo económico al candidato de Morena, iban en una camioneta Grand Cherokee polarizada donde le entregaban dinero”, según reseñó la agencia Quadratín.

El 30 de enero de 2017, Yunes Landa lanzó ese dardo envenenado. Golpeó, sacudió a Cuitláhuac García.

Y no se lo dieron en cajas de huevo. Le llenaban la Grand Cherokee con los recursos del gobierno de Veracruz para levantar su desangelada campaña. Ocultaron el cuerpo del delito con los vidrios polarizados.

Cuitláhuac García se indignó entonces. Exigió mostrar pruebas.

Héctor Yunes, acusado de recibir financiamiento de Javier Duarte y repartirle a dirigentes nacional del PRI, uno de ellos Manlio Fabio Beltrones Rivera, también pidió mostrar pruebas.

“He dicho que me lo prueben. Eso lo sacaron hace unos meses e inmediatamente respondí ‘a ver pongan una prueba, pruébenlo’ ”.

A Pepe Yunes nadie lo aludió. Ni le colgaron dineros ilegales. A Héctor, sí; a Cuitláhuac, sí.

El de la caja de huevo fue Duarte. El de la falta de huevos fue Cuitláhuac.

 

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