Martes, 23 de abril de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

mussioc2@gmail.com

 

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Xóchitl está frita. No requiere enemigos para perder. Le bastan Marko Cortés y Alito Moreno, o Vicente Fox, o los bribones que la usan para volver al poder, a robar y abusar.

Intenta salir del limbo electoral en que se metió –tres meses estancada, sin levantar en las encuestas, decepcionando a la masa– y llega Marko, abre la red, sube un documento y le dice a México que el PRIAN es la basura de siempre.

El show de Marko Cortés es devastador. Coahuila es la evidencia tangible que estos ladrones siguen siendo ladrones; que ahí no se negociaron candidaturas sino un botín político; que PRI y PAN se habían repartido el botín.

Pero el gobernador no cumplió. O le vio la cara de güey a Marko Cortés. Le negó al PAN la candidatura a la alcaldía de Torreón, que es la joya de la corona política en Coahuila, y la podredumbre comenzó a fluir.

PRI y PAN acordaron repartirse las candidaturas a diputados y alcaldías. Eso es normal. Pero al PAN, que no postuló candidato a gobernador, pero respaldó al priista Manolo Jiménez, le tocaría el Instituto de Transparencia local, subsecretarías, un cargo de magistrado, órganos de fiscalización, oficinas recaudadoras y hasta notarías. O sea, e l cofre del tesoro. Pero la alcaldía de Torreón fue el punto de quiebre.

Y la bomba estalló en las manos de Xóchitl Gálvez Ruiz.

Que el PAN vaya solo a la contienda del 2 de junio en Coahuila, es irrelevante. Que el PRI, PRD y el partido local Unidad Democrática de Coahuila conformen otra coalición y enfrenten a Morena y al PAN, no es tan costoso, así pierdan posiciones clave. El golpe letal es el cochinero que destapó Marko Cortés. Es el asalto a las instituciones para saquearlas. Es el uso de la democracia para acceder a cargos públicos donde reina la corrupción.

Y eso mata el discurso de Xóchitl Gálvez.

Y prende alarmas en un amplio sector del electorado que ve en el PRIAN la misma ambición y voracidad de Morena.

Y mueve a cuestionar si es Xóchitl Gálvez una opción de cambio o más de lo mismo.

Y peor: si acaso Xóchitl es cómplice por omisión de las trastadas de Marko Cortés; del líder nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, y las mafias que controlan a los dos partidos hegemónicos que la usan para treparse una vez más al poder.

Xóchitl está frita porque cuando relanza su campaña, reinventa su discurso, airea su imagen, replantea su imagen pública, gana la guerra de spots con señalamientos contundentes, fustigando al porro de la nación –Andrés Manuel López Obrador– y a la bastonera de cuerda, Claudia Sheinbaum Pardo, y habla mejor, y gesticula mejor, y se planta mejor, pero llega Marko Cortés y lanza el mensaje de que la oposición es corrupción.

Xóchitl Gálvez está pelada por las trapacerías que devoran al líder del PAN y por el pasado reciente de “Alito” Moreno, los audios con los que fue desnudado como el sátrapa que es, el que le roba al erario, embiste a sus adversarios, desprecia a los periodistas críticos –”mátalos de hambre, papá”– y traba acuerdos en lo oscurito con Morena.

Cada día, Xóchitl tiene menos con qué ganar y es rehén de un auténtico gang, capos políticos de voracidad desmedida, negociantes de lo público, la pandilla del PRIAN.

El PRIAN de hoy es el PRIAN de toda la vida. No ha cambiado. Roba, abusa, desfalca, usa el poder como negocio. Es el PRIAN corrupto. Es el PRIAN que sigue viendo a México como un botín.

Y Xóchitl Gálvez, la candidata de Fuerza y Corazón por México, el nombre de la coalición priista, rema en los rápidos de un río impetuoso, que la azota, la golpea, la sacude y la conduce a una cascada que presagia un final trágico.

Ya no hay quien retenga en la mente la idea de que Xóchitl proviene de la marginación y la pobreza, y que se superó, estudió, fundó su empresa, creó fundaciones de ayuda a los indígenas y comunidades en el desamparo y les llevó alimento. Ese choro ya acabó. Marko Cortés le arruinó el guión.

Se va fijando en la mente de aquellos que creyeron en la propuesta de la candidata que representa a la sociedad, a la Fuerza Rosa, que con Xóchitl volverán al poder los delincuentes de siempre.

Xóchitl carga con una banda integrada por auténticos ladrones. Son el lastre de su campaña. Son militantes del lado oscuro, los que le empañan la oferta política a la candidata de la oposición.

Marko Cortés detonó un escándalo de corrupción y fregó el relanzamiento de Xóchitl Gálvez. Jodió la estrategia para revertir las encuestas cuchareadas que le dan 20 puntos de ventaja a Sheinbaum.

Xóchitl Gálvez lanzó un discurso demoledor en su cierre de precampaña, en la Arena México, haciendo trizas al mesías macuspano, a su gobierno de cartón, a su falta de resultados, al desastre en seguridad, el millón de muertos por la violencia, la pandemia y el desabasto de medicamentos, el desastre social. Y cuestionó si la continuidad que ofrece Claudia Sheinbaum es el futuro que merecen los mexicanos. Pero lo que seguía en el ambiente era la corrupción de Marko Cortés.

A Marko Cortés es el “hampón e idiota” del que escribe Ricardo Raphael, en Milenio. Pero también hace énfasis en el rol que juega Xóchitl, si tiene poder para exigir su renuncia a la presidencia del PAN o si no pasa de un simple “encabronamiento”.

“Pues su enojo, sin otras implicaciones, sería considerado una irritación benévola y sobre todo cómplice”, apunta Ricardo Raphael.

Claudio Ochoa, en su columna Miocardio, en El Universal, condensa las reacciones de panistas de alto nivel ante la metida de pata de Marko Cortés al divulgar el acuerdo mafioso con el hoy gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, y su rabieta porque no le concedieron la candidatura de la alianza en Torreón.

“A Marko Cortés no le importa la presidencia y tampoco a muchos panistas que guardan silencio porque tienen miedo que los saquen de las listas de premios. Su interés va por delante”, le confían a Claudio Ochoa.

Y la reacción de Alito Moreno, contada por Claudio Ochoa, lo dice todo:

“¿Y esa no ha entendido que el carrito es nuestro?”.

Juan Ignacio Zavala, panista, autor de la columna Autonomía Relativa, en El Financiero, tácitamente exige la renuncia de Marko Cortés.

Y señala: el escándalo exhibe “corrupción, cinismo, ambición desmedida, estupidez, falta de escrúpulos y la carencia de una brújula moral. Todo eso representa el presidente del PAN”. 

Xóchitl pudo terminar la precampaña con todo para remontar. Pero el escándalo la frenó. Lo podrá hacer cuando Marko Cortés sea relevado y “Alito” Moreno pase a último plano.

Eso le pasa por cargar con un PRIAN que regresa para robar.

ARCHIVO MUERTO

* Que no le toquen al gobernador porque el diputado San Román amenaza de muerte. El diputado panista Miguel Hermida Copado lo denuncia en la tribuna del Congreso de Veracruz; algo muy grande hay entre Cuitláhuac y el legislador morenista. https://bit.ly/3Hig9fd

* Coatzacoalcos, paraíso de la extorsión. Se comete el triple de extorsiones de las que ocurren en el resto del país, refiere el Observatorio Ciudadano de Coatzacoalcos 

https://bit.ly/3O7xF9R

* Mantiene Amado Cruz en el olvido a los habitantes de San Martín y cree que los puede engañar. En campaña, en 2021, ofreció municipalizar el fraccionamiento; año y medio después los visita, pero exige que no haya protesta; lo recibirán con reclamos, quejas y mentadashttps://bit.ly/47AStxe

 

Rocío Nahle habla y la gente se va

Viernes, 12 Enero 2024 16:14

La desinflada sigue desinflada. Rocío Nahle requiere de Manuel Huerta, el que la bautizó así. Y de Gómez Cazarín, el que la traicionó. Y de Amado Cruz Malpica, el que operó para Ebrard. Y ni con toda la maquinaria logra prender.

Su mitin de arranque es un mitin de grandes vacíos. Y de masas que la dejan sola. Y de acarreados que sólo van por sus 100 pesos y su torta. Y de aplausos que apenas se escuchan. Y de las formas priistas que intenta imitar y no se le da.

Coatzacoalcos, su bastión, no la pela. Coatzacoalcos, el municipio en que habita pero al que nada le procura, le dispensa sólo un desaire, grupos que no se conectan, el morenismo disperso, el morenismo en retazos, el morenismo atarantado, y empleados municipales convocados a hacer bulto e ir a escuchar a la benemérita zacatecana que lleva por nombre Norma Rocío Nahle García.

Había que oír eso que quiso ser discurso de arranque de precampaña: la ingeniera que suma, no resta; la ingeniera que multiplica, no divide; “porque las ingenieras exponenciamos”. Seguro que sí, como la refinería en Dos Bocas donde la ingeniera le ha sumado 18 meses de retraso y 12 mil millones de dólares de sobrecosto.

El discurso desnuda la miseria política de Rocío Nahle. Intenta tejer un mensaje, una idea, un concepto que prenda a la masa y a media intervención ya ni saben quién habla y por qué diablos se les ocurrió ir.

La desinflada, políticamente hablando porque físicamente no lo es, es la matraca que suena y suena, repitiendo lo que dice el Supremo Peje, Andrés Manuel, que si la economía va bien, que si el gasto es responsable, que si la austeridad republicana es un acto de fe.

Rocío Nahle es un placebo para los insomnes: los duerme. Así despierten pronto, Nahle los vuelve a dormir. Tiene un sonsonete soso. Tiene un timbre de voz aguado. Tiene una ausencia de chispa al hablar.

Tuvo un escenario único, el parque Independencia. Ahí, el que fuera foro recurrente de Cuauhtémoc Cárdenas cuando construía la neoizquierda que devino en PRD, hoy Morena, y espacio de Andrés Manuel López con sus trillados discursos en los que ofrecía rescatar la petroquímica nacional y en la siguiente gira lo volvía a decir y en la siguiente lo decía de nuevo, Rocío Nahle simplemente se perdió.

Había que ver el deplorable espectáculo del gentío de tres, los de a pie y los que les tocó silla para comerse espacios y así simular que más y más gente acompañó a la oriunda de Río Grande, Zacatecas, el lugar que vio nacer a la Nahle que hoy intenta el asalto a Veracruz.

Se desgañita hablando a un público que anda en otro canal. Se oye su perorata mientras los asistentes platican entre sí. Y los que comen palomitas, platanitos fritos, esquites, chicharrones, cacahuate o la torta que el enchalecado de Morena repartía porque si va a hacer un mitin tipo PRI, pues tienen que parecerse al PRI.

Sigue hablando la “ingeniera”. Siguen las loas al porro de la nación. Sigue el rollo de la transformación que sólo es eslogan. Siguen las promesas de hacer de Veracruz el estado próspero, pujante, ejemplo para los demás.

El feudo de Nahle se quiebra. Es un mitin regional y apenas llega una veintena de morenistas de Las Choapas, de Minatitlán, de Nanchital, de Agua Dulce, contingentes de la sierra de Soteapan y hasta de Papantla. Y entre todos apenas entre 2 y 3 mil asistentes. Ni en los peores tiempos del PRD.

El 2 de enero, nadie fuma a Rocío Nahle. El morenismo acarreado, los empleados municipales obligados, mujeres y hombres, todos la dejan sola. Se ausentan cuando el mitin apenas comienza.

Nahle, por sí sola, es un cero a la izquierda. Sabe que su candidatura es imposible. Incumple el requisito constitucional de ser nativa de Veracruz o hija de padre o madre veracruzanos. Así diga que es más veracruzana que los malandros de la huaca, o más veracruzana que la vainilla, o más veracruzana que los olmecas, lo zacatecana lo lleva tatuado en la piel.

2 de enero. Mitin en Coatzacoalcos. El mitin de Rocío Nahle es un catalizador de sí misma. Morena no opera. Sus operadores no movilizan. El derroche con el erario no es efectivo. Y su discurso es la reiteración de logros del mesías de Tepetitán que no existen.

La zacatecana es mediática, pero en política el único activo electoral es la operación que da votos. En las redes sociales se pavonea como la nueva descubridora de Veracruz. Pero en los hechos está hueca. Instagram, Facebook, TikTok es ego, edición, producción. Hasta con inteligencia artificial se suplanta la realidad, pero en política la realidad son los votos.

Nahle se cuelga de Manuel Huerta, ex delegado de Bienestar que tiene el mérito de haberla destrozado en la encuesta de Morena y en las encuestas espejo que definieron a quien contenderá por el gobierno de Veracruz. Huerta la dejó pasar para no picarle la cresta a López Obrador y así amarró la candidatura a senador. Gane o pierda Nahle, Manuel Huerta llegará al Senado por ser primera fórmula.

Nahle arrastra un lastre, Juan Javier Gómez Cazarín, líder del Congreso en Veracruz, traidor nato al que conminó a deshacerse de Enrique Navarro Padilla, alias “El Tortas”, y no lo hizo, por ser la oreja del ex alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel, al que debe la diputación federal en 2015, y la alcaldía para Víctor Carranza Rosaldo, su peón emanado de Pemex, en 2017.

Esta vez, Gómez Cazarín ya no tuvo el sitio de honor. Lo ubicaron a un costado en el grupo de los notables en el estrado del desangelado mitin. Se le vio fotografiarse con enemigos acérrimos como el diputado local Magdaleno Rosales, de Medellín, el que lo exhibió en el Consejo Nacional de Morena acusando que compraba legisladores vía depósitos en tarjeta Saldazo para ser coordinador de la fracción parlamentaria morenista.

La osadía, en Gómez Cazarín, es atrevida. Sin avisarle a Rocío Nahle, integró al grupo de priistas renunciantes —Anilú Ingram, Jorge Carvallo, Fernando Kuri, Renato Alarcón— y lo ofreció a Claudia Sheinbaum. O sea, se pasó a Nahle por el arco del triunfo.

Nahle deja en manos de Amado Cruz Malpica, a quien hizo alcalde de Coatzacoalcos, la operación electoral. Y Amado, que le pide permiso a un pie para levantar el otro, la arma un mitin de espacios vacíos.

Se pueden fotografiar, pueden sonreír, pueden alzarse el brazo, pero la ruptura es real. Nahle jugó con Sheinbaum y Amado con el ex canciller Marcelo Ebrard.

Nahle tiene en su público al priismo de Coatzacoalcos, al que decía combatir. Saluda al ex alcalde Joaquín Caballero Rosiñol, se toma la selfie, sonríe, se deja cobijar. Y con Caballero acuden Oliver Damas, su fiel escudero; Nathaly Reyna Toledo, Carlos —Potter— García, Marisol Moreno y el resto del grupo joaquinista. Nadie se esconde. No operan en las sombras. El mensaje es claro: operan para Morena y la zacatecana.

¿A qué le apuesta Nahle para ganar el gobierno de Veracruz? A los parásitos del Bienestar. Le apuesta al voto de los beneficiarios de los programas sociales, a las dádivas del gobierno federal —Adultos Mayores, Jóvenes Construyendo el Futuro (del dictador), Becas Benito Juárez, etc.— que el Supremo Peje retomó de lo que había inventado el PRIAN y que antes tanto criticó.

El mitin de arranque de campaña describe que la desinflada sigue desinflada y que la operación política volvió a fallar. Es el mitin de los vacíos y de los que fueron sólo por cumplir.

Qué aburrida es Rocío Nahle. Apenas habla, la gente se va.ARCHIVO MUERTO

* Se le olvida al ‘Chapito’ Guzmán Avilés que apenas en noviembre intentó boicotear la alianza con PRI y PRD. Desde 2021 comenzó a bloquear acuerdos; se encumbró a la presidencia del PAN con el apoyo del gober morenista, Cuitláhuac García (https://bit.ly/3vlbPcB)

* Igor Rojí, priista reclutado por Rocío Nahle, carga con 42 millones de pesos observados por Orfis. Fue alcalde de Orizaba bajo el cobijo de Juan Manuel Diez; perdió la elección a diputado federal, en 2021, ante Morena (https://bit.ly/47oKcwo)

* Vientos de traición. Vasconcelos dice que apoya a Pepe Yunes pero los líderes cetemistas se acercan a roció Nahle  (https://bit.ly/3Htu8iF)

La “ingeniera” frente al político

Viernes, 12 Enero 2024 15:27

La “ingeniera” dice que suma, no resta, y ella, Rocío Nahle, quien tiene mucho que explicar por cómplice, ofrece la continuidad del desastre, el modelo que empoderó al gobierno criminal que ha devastado a Veracruz.

El político, Pepe Yunes, afina, dispara y revira: en Veracruz no hay gobierno, la educación fue olvidada, los pescadores y lancheros requieren ayuda, el transportista reclama seguridad, la delincuencia no tiene freno y el pueblo vive entre el acoso del malandro y el miedo a la autoridad.

La “ingeniera” dice que por ser ingeniera, multiplica, no divide, como si su vida de estridencia no fuera conocida, generadora de repudios, y no hubiera provocado fracturas políticas y enconos mayúsculos, o como si su irrupción en el PRD de Coatzacoalcos no hubiera sido el inicio del fin, la suma de las derrotas en el bastión de la izquierda, la debacle electoral.

Y con esa perorata, expresiones ocurrentes, dignas de Perogrullo, suelta frases cargadas de aserrín. “Veracruz no tiene dueño”, sentencia Rocío Nahle sin imaginar –¿o sí?– que el tiro se lo da en el pie o se lo asesta a Morena en el corazón.

Porque cinco años después, a cinco años de que el efecto Peje trepara a la pandilla guinda al gobierno de Veracruz, ni Cuitláhuac sabe qué rumbo tomar. A estas alturas, Morena no es dueño ni de Veracruz ni de su propio destino.

El político, Pepe Yunes –José Francisco Yunes Zorrilla–, acusa que a Veracruz le urge un golpe de timón, un cambio en el estilo de gobernar, el liderazgo cimentado en el conocimiento de la entidad, saber los orígenes de la problemática social, la experiencia para hallar solución.

Nahle, precandidata de Morena al gobierno de Veracruz, habla en abstracto, queriendo que nada cambie; Pepe, el precandidato del PRIANRD, exige cambiar para reconstruir.

Nahle opta por la mentira; Pepe demanda hablar con la verdad.

Treinta años después de tocar suelo jarocho, la zacatecana va contrarreloj, conociendo a paso veloz puntos selectos de Veracruz. Que si Xalapa, que si San Andrés Tuxtla, que si Chalma, que si Tihuatlán, que si Rafael Delgado, que si Ixhuatlancillo, que si…

“Una chulada”, dice de Zongolica, que sí lo es cuando se observan sus cumbres cubiertas de niebla.

Y hay quien, observador como suele ser, destaca que la señora Nahle muestra especial asombro en sus redes sociales por la belleza de los lugares visitados en precampaña simplemente porque no conoce a fondo la geografía de Veracruz, estado del que dice ser oriunda, lo cual es una lépera falacia porque, como todos los veracruzanos saben, nació en Río Grande, Zacatecas.

Y en Poza Rica, donde la violencia es violencia letal, nada de cuentos, Nahle entró a regañadientes. Será porque ahí manda “El Coco”, un narco al que se acusa de ser el psicópata que almacena cuerpos desmembrados y los mete en neveras y congeladores, pero del que en narcomantas acusan que es intocable, impune, un narco 4T, por ser cuate del gober Cuitláhuac García y protegido del ex secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, ex amigo de la Nahle. O sea que Morena y el narco son almas gemelas.

Su discurso es patraña pura, más de lo mismo, un gobierno que será la continuidad del actual, que en términos llanos es la prolongación del estado de terror impuesto por Cuitláhuac en agravio de la sociedad.

Una y otra vez, la Nahle ofrece seguir una ruta fallida, la del fracaso, la del olvido, del gobierno que estancó a Veracruz, el que desoyó al pueblo, el que empoderó a los cárteles mientras la policía apaleaba a los ciudadanos que ejercían su derecho a la protesta y los remitía al cuartel de San José, en Xalapa, del que salían muertos, y maltrataba y robaba a los periodistas que cubrían sus desmanes.

Nahle calla y traga sapos en la rendición de cuentas. Nada le reclama a Cuitláhuac ni a Eric Cisneros, que fueron sus arietes, sus aliados, sus cómplices, contra el pueblo de Veracruz.

Nada dice Rocío Nahle del caos en Salud, de los dislates de Roberto Ramos Alor, el secretario de Salud que ella recomendó, ni las jornadas médicas en diversos puntos de Veracruz, amenizadas por el ritmo caribeño del grupo Puerto Rico, del que Ramos era bongocero mayor, el Doctor Merengue.

Ni habla de sancionar a los que saquearon la Secretaría de Salud, los artífices del escándalo por las empresas fantasma, las empresas de nueva creación, las empresas de la Cuarta Putrefacción a las que les fluían –y fluyen– contratos por decenas o centenares de millones de pesos al estilo Javier Duarte.

Nahle habla de continuidad; o sea, impunidad. Porque continuará el saqueo de los recursos del Congreso de Veracruz, las cuentas chuecas de su otrora operador más cercano, Juan Javier Gómez Cazarín,  y seguirá la presión a alcaldes de oposición hasta con amenazas de muerte o de parar en prisión.

Nahle habla de continuidad; o sea que Eleazar Guerrero, subsecretario de Finanzas y primo del gobernador Cuitláhuac García, no enfrentará a la justicia así haya tenido manos libres en reiteradas violaciones a la ley con la compra de productos, servicios, contratos de obra.

Y ahí es donde la oferta política cambia. Porque mientras Nahle y Morena ofrecen impunidad para la pandilla porque eso, a fin de cuentas, es la continuidad, Pepe Yunes sentencia que hay que dar un golpe de timón.

Pepe Yunes es como el radiólogo político. Ya pasó a Veracruz por la resonancia magnética y ya hizo el diagnóstico.

“Nosotros impondremos la verdad en la forma de hacer política como un vehículo para servir al Estado de Veracruz”, dice en diálogo con periodistas.

Luego lanza un dardo contra Rocío Nahle:

“Más allá de los accidentes de nacimiento, un veracruzano de verdad a estas alturas del partido conoce el Estado políticamente, geográficamente, humanamente. Tiene un diagnóstico claro de cuáles son los orígenes de los problemas en el sur de la entidad, en la zona montañosa en la zona costera, sabes perfectamente las expresiones culturales”.

Y apunta que el discurso obradorista se finca en “retóricas falsas, en medio de medias verdades y vivimos en una realidad alterna que se pretende construir en el discurso menospreciando la verdad”.

Y ya en corto exhibe el remedio para tal enfermedad. Y pronto lo dirá.

Rocío Nahle apunta al caos; Pepe Yunes exige hablar con la verdad.

ARCHIVO MUERTO

* Ataque de ira del Peje tras la caída de la fiscal corrupta de Claudia Sheinbaum. Ser plagiaria y ser perversa, requisito para entrar al paraíso de Andrés Manuel https://bit.ly/3vtDsjD

* Indira sí que es atrevida… e ilusa; del Senado quiere brincar a la diputación por Boca del Río. No trabajó la plaza; no aterrizó con la gente; no se enganchó con los olvidados, los tienen hambre y los que tienen sed de justicia  https://bit.ly/3HfMC5T

* Con tantas promesas incumplidas, el PRI se le está vaciando a Octavio Sen. Ofreció a perredistas armar la estructura electoral, le llegaron a cobrar, les dio largas y terminaron por constituir el “El Club de los Apestados del PRI”  https://bit.ly/3RPLTgG

 

Anilú, la divina reina (del carnaval), se descaró. Ya tiene chamba con Sheinbaum. A mover la matraca, a sonarla bien, a ser comparsa de la Cuarta Putrefacción.

Emigra, trepada en el éxodo de los vencidos, el priismo decrépito que integra la Alianza Progresista, vividores de toda la vida que hoy se acomiden a suministrarle vejigas e inflar a Claudia Sheinbaum Pardo, la candidata de Morena, la bastonera del bastón sin mando, la pieza con que Andrés Manuel López Obrador intenta ejercer el poder, desde las sombras, un sexenio más.

Tanta rabieta por ser candidata del PRI y terminó en la causa de Morena, el partido al que no paró de exhibir, la cueva de Cuitláhuac García, el desgobernador de Veracruz al que hace apenas un rato no dejaba de denostar; el partido al que ya en su desesperación le concedió el voto con el que avaló la cuenta pública 2022.

Anilú Ingram Vallines, hija política de Javier Duarte, el recluso que saqueó Veracruz, es la contradicción en patines. Vuela diciendo una cosa, vuela para decir que siempre no.

Hacía unas semanas propaló que realizaba un profundo, profundísimo, ejercicio de reflexión sobre su permanencia en el PRI, sólo porque la dirigencia nacional del tricolor —léase Alejandro “Alito” Moreno— le negó la presidencia del PRI veracruzano a su contlapache político, Fernando Kuri Kuri. Chantaje puro y de ahí no pasó.

Tan no meditaba su salida del pestilente PRI que de pronto ya se había encartado para ser la propuesta tricolor para el gobierno de Veracruz. Se autoencartó, esa es la palabra, porque no hay un sólo priista en su juicio al que se le hubiera ocurrido semejante barbaridad.

Vapuleada en la interna, vencida por Pepe Yunes Zorrilla, por Héctor Yunes, por Cirilo Vázquez, por Lorena Piñón, a su majestad Anilú I nadie la fumó. Quedó en quinto lugar de seis contendientes.

Su ego, pues, estaba herido. No se presentó a la reunión en que “Alito” Moreno reveló el resultado de las cuatro encuestas, todas ganadas por Pepe Yunes.

Arremetió contra “Alito” Moreno. Dijo que nada tenía contra Pepe Yunes y que el tiro era con el dirigente nacional priista, pero en los hechos hizo todo por descarrilar al diputado federal oriundo de Perote.

Presa de sus aceleres, víctima de sus errores, de ir al choque frontal, de no seguir las formas políticas, se enfundó en la piel de oveja y trató de acercarse a Pepe Yunes buscando rescatar algo de lo que perdió.

Desairada, ignorada, pasó días con el teléfono en la mano. Llamaba al cuasi candidato del Frente Amplio mañana, tarde y noche. Y Pepe Yunes no la dejó llegar.

Al final se fue. Venía deslizando que su padrino, el senador Miguel Ángel Osorio Chong, le abriría la puerta en el Partido Verde Ecologista de México y así se enfilaría a la candidatura al Senado, segunda fórmula de la alianza con Morena y el Partido del Trabajo en Veracruz. O sea, 

Otra de las tránsfugas, Nubia Mayorga, senadora, ya está en el PVEM. Ambas son parte del grupo que integra la Alianza Progresista, sumadas a ex gobernadores de mala nota como Alejandro Murat, de Oaxaca; Eruviel Ávila, del Estado de México; el ex alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, títere de la estridente y manipuladora Sandra Cuevas; el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, que hizo el oso cuando pretendió ser candidato de Morena al gobierno de Yucatán.

Ante ellos, Anilú es microscópica. Fuera de Veracruz, ni quién sepa que existe. Se le conoce por su linaje duartista, lo que es una vergüenza; o por su desastroso paso por la presidencia del Congreso estatal, donde no sabía cuándo llamar a receso y cuándo concluir una sesión; o por la denuncia ante la Fiscalía General de la República por corruptelas con las estancias infantiles cuando era delegada de Sedesol federal; o por su afán por ser ella y nadie más la que, se imagina, es merecedora de todas las candidaturas y cargos públicos, y si son plurinominales, mejor, atropellando el derecho de otras mujeres priistas.

Subida al carro de Sheinbaum, sumada a la causa Morena, Anilú Ingram ha de suponer que sus palabras, sus denuncias, sus ataques a Cuitláhuac García, las masacres, los heridos, la corrupción en el gobierno de Veracruz, las denuncias de acoso sexual, las críticas a la Fiscalía del Estado, quedaron en el olvido. En Morena no la tragan; en Morena la usan.

Voraz como pocas, Anilú Ingram fue diputada local por dedazo de Javier Duarte; fue diputada federal haciendo macolla con Osorio Chong; es diputada local por un arreglo de mafias. El PRI le dio todo y cuando no le colmó la ambición, saltó a Morena.

Si hubiera sido candidata al gobierno de Veracruz, habría entregado la elección a Rocío Nahle García, la zacatecana que cree que tiene a Morena a sus pies.

Al final, Anilú se descaró. Agarró su matraca, la hizo sonar y se le quiere meter a Claudia Sheinbaum.

Nadie tiene como no sean sus amigos de fallida aventura, Fernando Kuri y Jorge Carvallo, intentando que Javier Herrera Borunda, hijo del Fidel y mandamás del Verde en Veracruz les arroje alguna migaja del poder. 

Se fue sola, sin grupo, sin votos que le pueda acarrear a la bastonera presidencial.

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