Jueves, 28 de marzo de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

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Cuitláhuac reta al pueblo de Nanchital

Lunes, 25 Septiembre 2023 10:49

Vulgar embustero, Cuitláhuac no tiene cómo encarar la revuelta social en Nanchital, el repudio al relleno sanitario de Andrés Manuel, a los miles de mujeres y hombres en las calles, la repulsa, las mentadas y los votos que Morena no tendrá en la próxima elección.

Da palos de ciego intentando acomodar la coartada, construir el guión que explique por qué un proyecto tan noble, tan ecológico, tan de avanzada, colocando nada más 900 toneladas diarias de basura, provenientes de tres municipios, puso fuera de sí a miles de habitantes de Nanchital.

La culpa, según Cuitláhuac García, no es de Esmeralda Mora, la alcaldesa que no operó políticamente ni logró acuerdos.

La culpa, según el gobernador, no es de Semarnat ni Sedema, que nunca explicaron el proyecto.

La culpa, según el gañán, es de la regidora priista Virginia Bartolo Lagunes, porque tiene conflicto con la presidenta municipal.

Dicho así, la tesis de Cuitláhuac es un tiro en el pie. Si Virginia Bartolo, ella sola, posee la capacidad de movilizar 10 mil personas, jóvenes y adultos en su mayoría, tiene asegurado el triunfo del Frente Amplio por México en 2024.

Si Virginia Bartolo descompone la ceremonia del Grito, azuza a la gente, y las fuerzas vivas lanzan lo que hoy es su himno —“No al relleno”— y llevan bambalinas y le revientan la fiesta a la presidenta municipal, entonces Morena ya aseguró la derrota en 2024.

Si Virginia Bartolo pudo armar la revuelta, en las calles de Nanchital, primero, en el parque Benito Juárez, el día del Grito de Independencia, y en Coatzacoalcos, a las puertas de la ferroviaria Ferromex, y ahí esperaron a Andrés Manuel y lo asediaron, le manotearon, gritando, acorralándolo, luchando contra su guardia pretoriana, disfrazada de Ayudantía, entonces el poder lo detenta la priista, no la alcaldesa, no Morena, no los líderes petroleros, porque ninguno tiene esa capacidad de movilización.

Una mujer, Virginia Bartolo Lagunes, según la coartada del gobernador, movió a un pueblo y puso en aprietos a López Obrador. Entonces, Morena y Cuitláhuac y Rocío Nahle y Eric Cisneros y todo el aparato de poder, será arrasado en Nanchital en 2024.

Así funciona la mente del gobernador. Razona en corto. Discurre en corto. Procesa en corto. Todo en diminuto. Todo en microscópico. Todo tan elemental.

Cuitláhuac es un remedo, a escala, a la mínima escala, de Andrés Manuel. Imita los cuentos y las cuentas, las falacias, las mentiras, la exculpación; responsabiliza al pasado, presume el presente hueco, sin resultados; dice exorcizar la corrupción aunque la corrupción siga ahí y crezca y lo avasalle y lo sepulte, y aunque el mesías y su peón vivan en el lodo y apesten a fango, vuelven a decir que ellos no son iguales, aunque sean infinitamente peores.

Cuitláhuac es, además, amnésico. Un día acusa en un sentido y al día siguiente va en contrasentido. Bueno, ahí también está tan jodido como López Obrador.

Su inquina contra la regidora Virginia Bartolo se volvió obsesiva. Creyó encontrar una culpable a la revuelta de Nanchital y lo que halló fue una chapucería.

Le imputó, por ejemplo, que Virginia Bartolo no mencionó que Nanchital tenía un basurero a cielo abierto y en un segundo video se ve al desgobernador apuntando que la priista sí lo había dicho mientras colocaba la lona del repudio al relleno sanitario en el balcón central del palacio municipal.

Hay otro video en que Cuitláhuac trasluce rabia, aduciendo que la regidora Virginia Bartolo carecía de argumentos, que sus razones no tienen validez. La regidora fue enfática: la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno federal pretendió darle atole con el dedo a los nanchitenses, realizar ferias y foros sobre medio ambiente para simular que habían enterado a la población sobre la instalación del relleno sanitario.

La ira de Cuitláhuac García es de risa. Fuera de sí, observa cómo Virginia Bartolo, hablando entre los manifestantes, le pide a la alcaldesa Esmeralda Mora, comadre política de la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, que baje del nicho, que deje la presidencia municipal, que se digne dialogar con el pueblo.

Y entonces el desgober se mete el pie. Al darle a Virginia Bartolo Lagunes la autoría de la revuelta, la categoriza como la mujer con más capacidad de movilización en Nanchital.

La revuelta tiene líderes. René Valdés es uno. Es un dirigente opositor, disidente petrolero, activista y con arraigo social. Es la verdadera cabeza de la revuelta contra el relleno sanitario.

Elda Luz Palma es otra figura. Cargada a la izquierda, “Lulú” Palma, como se le conoce, hace más de 30 años formó parte de un grupo que enfrentó al líder petrolero Francisco Javier “Chico” Balderas Gutiérrez. 

Un día se encontraron en el aeropuerto de Canticas. Esperaban la llegada del entonces gobernador, Fernando Gutiérrez Barrios. Se vieron. Se dijeron sus verdades. Hubo golpes. Una trifulca. Lulú Palma encarando al líder y el líder acuerpado por decenas de petroleros. 

Marcela Cruz Montalvo, mujer de 75 años, anima las protestas contra el relleno sanitario. Expresa su rechazo, su repudio. Lleva en las manos un sartén y una paleta de madera. Las hace sonar. Camina entre la gente; se para frente a los que exhiben las bambalinas con el himno del “No al relleno”, y armó el escándalo a unos metros de la ventanilla de la camioneta en que el domingo 17 se hallaba Andrés Manuel López Obrador.

Pero el reto a Nanchital sigue. El relleno sanitario no está a debate, cree el desgobernador. Va porque va. Es, pues, una imposición. Y es, pues, una repulsa social, una revuelta social, que va a continuar.

El miércoles 20, en Coatzacoalcos, no en Nanchital, Semarnat presentó en conferencia de prensa el proyecto Casa Caracol, el relleno sanitario y las obras deportivas y de preservación ecológica que se programan en el Rancho 34, propiedad del ex síndico Fermín Ávalos Chao y sus hermanos, beneficiarios del proyecto.

Es un predio de 31 hectáreas, 26 de las cuales serán usadas para depositar las 900 toneladas diarias de basura provenientes de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque.

Semarnat reveló que la alcaldesa Esmeralda Mora Zamudio conoció el proyecto hace un año. Sabía que el gobierno federal lo iba a implantar. La alcaldesa, pues, mintió.

El domingo 17, minutos después del reclamo a López Obrador, Esmeralda Mora sostuvo que desconocía el proyecto, que escuchó cuando el presidente en su conferencia mañanera lo dio a conocer pero que ni Semarnat ni Sedema se habían acercado a darle detalles.

Esmeralda Mora miente. El 14 de septiembre, en sesión extraordinaria de cabildo, se trató el tema de la separación de la basura. Ahí se abordó el proyecto de relleno sanitario. Lo aprobaron Esmeralda Mora y los regidores Elvis Ventura y Rosa Alemán. Los votos en contra fueron los del síndico morenista Félix Olarte Ferral y la regidora priista Virginia Bartolo Lagunes.

El proyecto es más lengua que realidad. Hay evidencia de que el terreno aún no ha sido adquirido por el gobierno federal. Y si en dos meses no se cierra la operación, el proyecto se cancela.

Es un reto, una afrenta al pueblo de Nanchital. Todos quieren un relleno sanitario municipal para resolver su problema de basura, no un relleno sanitario regional. Si Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque disponen de más espacio territorial, por qué llevar sus desechos a un municipio con menor geografía, previa consulta a la sociedad, como marca la ley.

El reto sigue y la revuelta también.

Archivo muerto

Ahued no será el Ebrard de Veracruz. Sabe que habrá centralazo, que Rocío Nahle será la candidata, que la encuesta es una pantomima y que 2024 será para Morena matar o morir. Más relajado, Ricardo Ahued Bardahuil se queda en sus tareas de alcalde de Xalapa, bien clasificado en el ranking nacional de presidentes municipales, lidiando con la obra pública, con los que la aplauden y los que acusan falta de planeación. Ahued no es de los que alientan sueños ni nutren quimeras. Hace tiempo dijo que si sabían contar, no contarán con él para la gubernatura de Veracruz. Y lo vuelve a decir.

No será el Ebrard que apriete la tuerca para terminar avasallado por las hordas rabiosas cuya motivación es que con Nahle todo siga igual o peor. Ahued salvó a Morena en Xalapa cuando el caos dejado por Hipólito Rodríguez presagiaba tormenta. Ahued le dio a Morena un triunfo vital. Ahued tenía medido el terreno. Frente a un PRI ladrón y un PAN jodido, sabía que iba a ganar, y ganó. Pero hoy no es el Ebrard jarocho. No se mete entre las patas de Nahle. No se cruza en las vías del tren del bienestar. Las encuestas que sólo sirven para la simulación, le sirven a una simuladora de profesión. El patiño de Rocío Nahle es el striper Zenyazen Escobar.

Se inscribe en la contienda interna de Morena sólo para que le abran camino al Senado. O sea, del “chipandeil” a la Secretaría de Educación de Veracruz y de ahí a la Cámara Alta del Congreso federal. Ahued, por su parte, se queda en Xalapa viendo si los negativos de Rocío Nahle —ser zacatecana en tierra jarocha; haber fracasado con la refinería que no refina, y llevar como equipo político a la banda de Cuitláhuac García, que lo mismo roba que encarcela inocentes— la dejan llegar al gobierno de Veracruz. En serio que esta pandilla no merece Veracruz; merecen ir al penal de Pacho Viejo… Son tres los muertos en Coatzacoalcos.

Aquí había citado, en columna anterior, el homicidio doloso de “El Peluquero” en la colonia Sector Popular; el ejecutado en Ciudad Olmeca, y el secuestro y muerte de Christian Alberto “N”. Corrijo: el ejecutado en Ciudad Olmeca fue Christian Alberto, hallado en una bolsa de plástico con cinta industrial en el rostro. Hasta entonces eran dos casos, pero ocurrió un hecho más. El viernes 15 arrojaron un cuerpo desmembrado, embolsado, sobre el malecón costero de Coatzacoalcos, casi en la entrada del parque Playa Sol. El mensaje hallado junto al occiso es una acusación gravísima. Los autores del crimen refieren que Christian Alberto “N” fue secuestrado por elementos de la Policía Estatal, que se pagó el rescate y aún así lo privaron de la vida.

A eso, aquí y en cualquier lugar, se le denomina “policía criminal”. Y un día después se difundió un video en que un joven era interrogado y revelaba que los autores del plagio y muerte de Christian Alberto fueron policías estatales. Ese joven del video fue el que apareció desmembrado en la banqueta del parque infantil de Playa Sol. En el caso de “El Peluquero”, hubo otro mensaje: eso les va a ocurrir a aquellos que vendan droga de la SSP. O sea, elementos de Seguridad Pública de Veracruz son narcomenudistas.

Y los cárteles, una vez que detectan los puntos de venta y a los que trafican la droga de la SSP, los ejecutan. Decía el gobernador Cuitláhuac García que ya no había secuestros en Coatzacoalcos. Falso. Ahora los secuestros son los que comente la Policía Estatal y terminan en muerte… Paty Sister llegó con las manos atadas y los grilletes en los tobillos. Paty Sister no tiene la misión de limpiar Obras Públicas Municipales sino de salvaguardar la corrupción, mantener los privilegios; que los enredos de Arturo Delgadillo, su antecesor, no sean vulnerados. Patricia Ramona Sister ve desde la Dirección General de Obras Públicas a contratistas realizando obra. Los ve ganar millones de pesos. Los ve avanzar en sus tareas. Y también ve que su personal, los obreros, los que quiebran las losas y apisonan la arena, los que tienden las estructuras metálicas, los que vacían la mezcla y le dan forma a reparaciones en calles y banquetas, son empleados municipales, adscritos, faltaba más, a la nómina del ayuntamiento de Coatzacoalcos. La ratería es de antología.

Los constructores —ya identificados, grabados en plena faena— no invierten en personal; usan como peones a empleados del ayuntamiento, ahorrándose el salario. Ocurre en las narices de Paty Sister y el que está enterado de todo, como debe ser, es el alcalde de membrete, Amado Cruz Malpica. Cuando los videos se difundan, a ver en qué árbol se van a chillar… Hace 36 años debió jubilarse. Pero no. El poder marea, ciega, aturde. El poder es adictivo. Y si Ramón Hernández Toledo hubiera pasado a retiro en Pemex al alcanzar sus 30 años de petrolero, no habría cumplido su sueño de ser líder de la Sección 11. Su pecho no es bodega; su cuerpo sí. Y ahí acumula y concentra las decisiones, las ocurrencias, los tinos y desatinos, sosteniendo a una organización que es vital en la marcha de la industria petroquímica en el sur de Veracruz. Sostiene Hernández Toledo a una Sección 11 que recibió en crisis, con una deuda impagable, la quiebra en el horizonte, la amenaza de embargo, sin rumbo desde que Francisco Javier “Chico” Balderas Gutiérrez murió. La nave no zozobró.

Don Ramón la mantuvo a flote. Y así, por los siglos de los siglos, porque estos líderes, si pudieran ser milenarios, lo serían. Los años pasan; la salud cobra la factura; lo que era claro, oscurece, y hay que reposar. Pero Ramón Hernández Toledo, como todo líder, se cree eterno. Y se aferra al cargo. Y se mantiene con los leales y los traidores por igual. Y premia a su gente, se deshace del que es abusivo —Carmen Carrizosa, la mandamás—, sabiendo que esto es un circo con un final inevitable. Don Ramón, ya vencido por sus más de 80 años, 66 de ellos en Pemex, testigo marginal de la pequeñez de este sindicato petrolero ante un Pemex que da vergüenza, no formó estirpe para la sucesión. Quizá lo releve Manuel de Jesús Toledo o Alfredo Yuén Jiménez, que ya también cascabelea, o Eleuterio de la Rosa, o Jorge Tadeo. Nadie de su familia. Ramón no es eterno; ya se debió ir. Mejor recordarlo en la plenitud y no acabado como está…

Aterrada, la alcaldesa ve al pueblo alzarse y reclamar, desafiarla y exigirle irse, y los ve marchar y movilizarse, acudir al “cacerolazo” instando a que el relleno sanitario en Nanchital se cancele, así sea proyecto de López Obrador.

Azorrillada, Esmeralda Mora Zamudio tuvo que huir en la Noche del Grito, sin haberlo dado, sintiendo el repudio de miles en el parque Juárez a convertir a Nanchital en basurero de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque.

Agazapada, Esmeralda escondió su vergüenza, ocultó su desgracia, se perdió entre las sombras viendo la ira y escuchando a la masa enardecida convocándola a dar la cara, obsequiándole su desprecio y rematando con un “fuera Mora, fuera Mora” con el que, si tuviera dignidad, habría presentado su dimisión.

Había escuchado la vox populi, una semana antes, cuando tomaron las calles unos 2 mil habitantes. Y tres días después, oyó las voces airadas, ya no de unos cuantos sino de al menos 6 mil nanchitenses, portando bambalinas y mantas, cartulinas con leyendas en que se repudia la construcción del relleno sanitario, porque basurero no son.

La movilización impacta. Son los de a pie, ejerciendo su derecho a no admitir que el pequeño Nanchital, en tiempos de la 4T tenga su transformación… en depósito de desechos de tres municipios con mayor geografía, más extensos, con más zonas rurales, son sitios donde la mancha urbana no llegue y así se cumpla con los términos de la Ley de Medio Ambiente y Equilibrio Ecológico.

Ahí se ve a mujeres aguerridas, y a varones con cojones, y a niñas y niños, y a los ancianos que aún tienen fuerzas y las usan para externar que el proyecto, así sea obradorista y Nanchital sea un municipio donde gobierna Morena, simplemente no va a pasar.

Asoma en la marcha de los 6 mil las cacerolas o vasijas de metal. Y golpeándolas con piezas de fierro o madera las hacen sonar y hasta ritmo les dan.

Asoma el repudio en las voces de las damas que se resisten, y así lo dicen, a que 500 toneladas diarias de basura lleguen al municipio de Nanchital.

Asoma el reclamo a Esmeralda Mora, comadre política de la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García, por permitir que el proyecto avanzara sin el aval de la sociedad.

Y el día del Grito de Independencia los nanchitenses estallan. Ya no son 200, como dice el gobernador Cuitláhuac García en una más de sus gestas lanzando bidones de gasolina al fuego, ni los 2 mil de la primera concentración, ni los 6 mil que marcharon. Ahora son 10 mil en el parque Benito Juárez y calles anexas.

La alcaldesa termina por la evasión. No da la cara. No habla. Sólo ve a la gente en el templete realizando un cordón humano, tomados de las manos. Y otros a ras de piso gritando de todo.

Es cuando Marcela Cruz Montalvo toma su cacerola, la hace sonar y con ella se consuma el Grito de rechazo al relleno sanitario del gobierno obradorista.

La repulsa es histórica. E histórico el silencio de la presidenta municipal. En su corta historia como municipio, 34 años apenas, en Nanchital nunca se había suspendido el Grito de Independencia.

Una de las ediles, Virginia Bartolo Lagunes, regidora priista, secunda la protesta social. Ayuda a colocar una inmensa manta en el balcón del palacio municipal. Y desde ahí confirma que Esmeralda Mora no le informa al cabildo y el cabildo, como máxima autoridad del municipio, no ha tratado el tema del relleno sanitario ni lo aprobará.

La humillación a Esmeralda Mora se consuma horas después. Le toca presidir el Desfile Militar del 16 de Septiembre y vuelve a estar sola. Ni el síndico, el periodista Félix Olarte Ferral, ni los regidores Elvis Ventura, Rosa Alemán y Virginia Bartolo Lagunes la acompañan. Le hicieron el vacío.

La acompañaba su hija, Karla Rosas Mora, presidenta del DIF municipal, célebre por sus escándalos, sus viajes, su ausencia; por dejar al DIF e irse a Colombia y ahora a Europa; por la aprehensión de su hijo a manos de la policía estatal, y hasta por el negocio familiar, una franquicia de tacos meses después de su arribo al poder.

Ese sábado volvieron los reclamos. Desfilaban los niños y sus padres volvían a la carga, exigiéndole a Esmeralda Mora que no se preste a la construcción del relleno sanitario.

Al caer la noche, el 16 de septiembre, la alcaldesa volvió a las andadas. Deslizó un audio en que se exculpa. Ella, dice, no estaba informada. Salvo el anuncio oficial del relleno sanitario, nunca tuvo contacto con autoridades de la Secretaría de Medio Ambiente federal y su contraparte en Veracruz, la Sedema.

El galimatías verbal es de antología. Esmeralda Mora afirma que Nanchital es morenista pero, sobre todo, obradorista. A López Obrador se le quiere, dice. Pide la “suspensión” del proyecto, no la cancelación. Que llegue Semarnat y Sedema y le expliquen al pueblo.

“Le solicito que sea suspendida toda actividad vinculada a la construcción del relleno sanitario que viene para Nanchital, hasta que se le informe a la ciudadanía y se presente el proyecto a toda nuestra gente”, señala.

Y luego expresó:

“Desde que el presidente anunció el proyecto en la mañanera, no ha aterrizado ninguna información oficial al pueblo por parte de las autoridades competentes, ni de Semarnat ni de Sedema”.

Su ayuntamiento, apunta, no ha otorgado ni anuencias ni cambio de uso de suelo. La alcaldesa desnuda a López Obrador. El porro de palacio nacional arrancó el relleno sanitario sin los permisos de ley.

La treta es torpe. Intenta ganar tiempo, sofocar el repudio, amordazar al pueblo, someterlo, engañarlo.

Esmeralda Mora es un cero a la izquierda y lo admite. Siendo alcaldesa, primera autoridad, debió conocer los alcances del proyecto. Si no fue tomada en cuenta, es serio, se debe ir; si conocía los detalles, quién lo realizará, con quién se arreglaron los hermanos Ávalos Chao, propietarios del predio, y la empresa constructora, cuya cabeza visible es Jorge Arboleda, peor porque intenta engañar a los nanchitenses.

Al amanecer del domingo 17, a las puertas del Grupo México, en la terminal ferroviaria del Kilómetro 5, se concentraron los nanchitenses y habitantes de Coatzacoalcos. Esperaban la llegada de Andrés Manuel, que realiza uno más de sus paseos de fin de sexenio.

Recorría un tramo en el ferrocarril del Istmo de Tehuantepec que conectará Coatzacoalcos, Veracruz, con Salina Cruz, Oaxaca. Y al llegar estalla el repudio.

Se escuchan los gritos, la demanda de cancelar el relleno sanitario en Nanchital. Apuntalan a los nanchitenses grupos locales. López Obrador les dedica unos minutos. No desciende de la camioneta en que viaja. Recibe las peticiones y se va.

La respuesta es contundente. El mesiánico de Tepetitán no escucha y el pueblo bueno y sabio estalla.

“No se bajó. Nos engañó —dice una joven airada—. Se iba a bajar a platicar con la comitiva para anular el relleno sanitario y nos engañaron. Esta que nos hizo… Cuando voto por voto estamos con él. Que no nos traicione, que nos cumpla”.

Otra dama reclama:

“Si el gobierno no nos quiso atender, ahora vamos a las malas. Eso es lo que quieren ellos, ahora vamos a responder. El gobernador y el presidente están de acuerdo en eso que se está haciendo en Nanchital”.

El tema ya es político. Con esos números, con esos manifestantes, con esos 10 mil en contra del basurero, y los que repudian a la alcaldesa, Morena en 2024 perderá en Nanchital.

Y ahora, para redondear el cuadro, acusan a Andrés Manuel de traidor.

Archivo muerto

Zenyazen quiere ser senador aunque tenga un pasado nudista. Se destapa el favorito del gobernador Cuitláhuac García, Roberto Zenyazen Escobar García y sólo espera que la convocatoria de Morena sea expedida para dejar el cargo de secretario de Educación en Veracruz. Zenyazen es pieza vital de la pandilla depredadora que ha erosionado a Veracruz, que saquea las arcas, que despide tufo a corrupción, que abusa del poder encarcelando inocentes y no se midió para exhibir, desde el primer día, la riqueza mal habida, las mansiones en fraccionamientos de lujo, los autos, las novias ilegales.

A eso llegó la pandilla y eso se puso a hacer. Zenyazen proviene del congal y el desenfreno. Zenyazen, alias Tarzan Boy, fue striper en centros de diversión para respetables damas. Algo, pues, debía tener en común con Cuitláhuac García: a uno le da por bailar como desenfrenada y al otro por bailar son un hilo dental. Al paso del tiempo, fueron compañeros de refriegas en las calles, haciendo “lucha social”. Y así el nudista, una vez que el salsero llegó a gobernador, se le dio el encargo de encabezar la Secretaría de Educación de Veracruz. Un striper educador. Y de ahí al Senado. Nada de qué asombrarse.

Ahí anda una autodefensa secuestradora y extorsionadora; el vesánico César Cravioto que no se detiene para manotear y pegarle a otra senadora; el misógino Ismael García Cabeza de Vaca; el cacique minero Napito Gómez Urrutia, acusado de robarle 5 millones de dólares a sus compañeros de gremio, y Maribel Villegas, señora de Jorge Parra Moguel, cuya ex esposa murió acribillada por un sujeto en el estacionamiento de un Chedraui en Cancún; Jorge Parra es hermano de Felicia, la número uno en el clan del marcelista Víctor Rodríguez Gallegos. Zenyazen será candidato de Morena si es que esa posición no la reclama Javier Herrera Borunda, el poder real del Partido Verde en Veracruz, sin cuya alianza Rocío Nahle García ni soñando podría aspirar al gobierno estatal… Hildeliza Díaz ofrece y no cumple.

Punta Caracol, fraccionamiento al poniente de Coatzacoalcos, padece 25 días sin agua. Sus habitantes acuden a la Comisión de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos, la buscan en tres ocasiones, tramitan un cita, los batea y cuando se concreta el encuentro los vuelve a engañar. La denuncia fue expuesta mientras esperaban a Andrés Manuel López Obrador, a las puertas del Grupo México. Un día, Hildeliza Díaz Calafel tuvo una genialidad. Ofreció restablecer el servicio de agua, pero no cumplió. Les envió una pipa de agua. Una pipa para abastecer a más de mil habitantes. El suministro, en un sector, es intermitente. Llega a las 4 de la mañana y se va a las 7. Y reclaman: no hay agua pero los recibos de CMAS sí llegan puntualmente. O sea, el fraude institucional… 

El panismo es marginal y lo que le sigue. Quedó atrás la época en que lograron tener cinco regidores en el ayuntamiento de Coatzacoalcos. Luego se estacionaron en dos. Y sólo un grupo político las detenta. Siempre los mismos, las mismas caras, los parientes, la hermana, la hija, el hijastro. Una mina de oro. En 2025, cuando concluya la alcaldía del morenista Amado Cruz Malpica, habrá de ser 18 años aferrados a la ubre presupuestal. Y en 18 años ni una crítica al PRI, ni un señalamiento a Morena. Son vividores, hincados por el maíz que les arrojan. Usan al comité municipal del PAN como palanca para que el negocio de las regidurías se mantenga en pie: salario de 50 mil pesos; caja chica de 30 mil; gratificación de 30 mil; bono mensual de 100 mil y bono anual de un millón. Y, obvio, ni una crítica al partido en el poder. Por ese PAN arrastrado y cómplice, quién se atreverá a pedir el voto en 2024… 

Excelente médico, mejor ser humano, Emilio Kuri Nacif falleció este domingo 17. Enfrentó el covid cuando no había vacuna ni tratamiento, cuando el país y el mundo lidiaban con la peor pandemia del último siglo. Y la libró. Aquejado por las secuelas, Emilio Kuri se reintegró a su vida profesional mucho tiempo después.

Fue un extraordinario pediatra, cuyos pacientes hallaban la respuesta a sus dolencias y el alivio deseado. Sus consultas, sin embargo, tenían dos fases: una, dedicada al paciente; otra, minutos para charlar sobre temas diversos, entre ellos la familia, la sociedad, el sombrío momento que aqueja a México, el qué hacer para remontar la adversidad. Siempre afable, Emilio tuvo una sonrisa, un saludo, la educación que toda gente de bien debe mostrar. A su esposa Jacqueline y sus hijos, así como a toda la familia Kuri, a Julián, Amalia y Emilio Kuri Cienfuegos, un sentido pésame, nuestra solidaridad y el deseo de una pronta resignación…

La corona de Ebrard se abolló. Lo venció la política más gris, Claudia Sheinbaum, la que no prende, ni emociona, ni tiene carisma, pero sí dos episodios de negligencia criminal, con muertos y heridos y agravio social.

No lo vencieron políticos avezados y con bagaje. No fue Monreal, ni Velasco, ni Fernández Noroña, ni Adán Augusto. Fue la favorita de López Obrador, la que López Obrador insertó entre la secta con calzador.

Marcelo está herido, humillado por la insípida Sheinbaum, que no hila tres ideas propias, repetidora del discurso de Andrés Manuel, de sus ocurrencias y absurdos, apologista del gobierno que hizo a los pobres dependientes de la dádiva, destruyó el sistema de salud y desmanteló las estancias infantiles por actos de corrupción que no halló, no evidencia y, por supuesto, no castigó.

Le arrebató la candidatura presidencial de Morena una figura de discurso torpe, sin voz, sin expresión corporal, caja de resonancia de la miseria verbal de López Obrador, de sus loas al Ejército y la Marina, el servilismo al poder militar, del negocio a los generales mientras la tropa se muere de hambre, y el silencio ante sus crímenes, y su ausencia en zonas narcas, y la entrega del país a los Mayos Zambada, a los Menchos Oseguera, a los Chapitos, a los Rojos, a Los Viagras, a los Tacos, a los Ardillos, al Golfo, al Noreste, a Gente Nueva y hasta al Cártel Indígena de Chiapas. Hay un narcoestado y Claudia está feliz.

Con esa figura del obradorismo, tan transparente que no se ve, perdió Marcelo Ebrard, la que arrastra tantos negativos que sólo el efecto Peje, si es que el mesías no se desinfla antes, la puede salvar.

La humillación, pues, duele. Claudia Sheinbaum, la doctora ambientalista, dejó a su suerte a la ciencia, a los investigadores del Conacyt perseguidos judicialmente, al CIDE azotado por el embate obradorista, entronizando a un director violando su propio estatuto. Y pensar que fueron los científicos y los intelectuales y los académicos los que hicieron talacha de promoción de voto para que Andrés Manuel llegara al poder.

Sheinbaum no fue mejor en la contienda interna de Morena. Fue la peor. En discurso la vencen Ebrard, Monreal, Velasco, Fernández Noroña y hasta Adán Augusto López Hernández, en el que se aplicó aquello de “el amor es una cosa esplendorosa hasta que te cae tu esposa”.

En ideas, Sheinbaum es plana, corta, metida en un libreto de tres frases y un guión dictado desde palacio nacional. La 4T hace. La 4T dice. La 4 logra. La 4T cambia. La 4T impide. La 4T construye. La 4T destruye. La 4T obstruye. La 4T es la salvación. Y así el estribillo de Claudia para agradar a su inventor.

Ebrard no proviene de servilismo, sí de la complicidad. Nació como engendro político de Manuel Camacho Solís, que lo encumbró cuando lo acababan de destetar, cuando ambos eran salinistas y negociaban con Andrés Manuel, ellos en la regencia del Distrito Federal y el pseudoactivista social acarreando tabasqueños a la capital.

Ebrard hacía política cuando Sheinbaum aún era estudiante universitaria. Ebrard, en 1989, era secretario general del PRI de la Ciudad de México cuando Sheinbaum se titulaba como ambientalista con la tesis “Estudio termodinámico de una estufa doméstica de leña para uso rural”. Ebrard ya era el pupilo de Camacho Solís cuando Sheinbaum hacia política estudiantil en la UNAM.

Marcelo tardó tres años en encumbrarse. En 1992, Camacho Solís lo convirtió en secretario general de la Regencia del Distrito Federal, el segundo cargo en relevancia en la capital. Sheinbaum siguió en la UNAM, obtuvo una maestría y un doctorado y en 1995 le afloró el aspiracionismo, obtuvo una beca y se fue a estudiar a la Universidad de Berkley, en California. Dice López Obrador que esos que estudian con beca en el extranjero, sólo aprenden a robar.

Políticamente, Ebrard barre a Sheinbaum. Concentra positivos y negativos, trayectoria y claroscuros, roce con los que mandan y errores brutales.

Haber declinado a la jefatura de Gobierno en 2000 en favor de Andrés Manuel, le valió ser nombrado asesor, primero, y secretario de Seguridad, después. Ahí enfrentó el linchamiento de tres agentes encubiertos, dos de ellos muertos, en Tláhuac, y luego el operativo policial en la disco News Divine con una veintena de jóvenes que perdieron la vida por una turba que los aplastó y asfixió. El cese no provino de López Obrador sino de Vicente Fox.

Andrés Manuel lo rescató. Meses después lo nombró secretario de Desarrollo Social. Y en 2006, lo sucedió en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Sheinbaum seguía en la penumbra. Hija de participantes del Movimiento del 68, de origen judío, descendiente de búlgaros, se movió entre los dirigentes del Consejo Estudiantil Universitario. Ahí conoció a quien fuera su esposo, Carlos Imaz, luego delegado en Tlalpan , aquel que apareció en los videos del empresario Carlos Ahumada recibiendo fajos de dinero, similar al episodio en que René Bejarano, secretario particular de López Obrador, obtenía la entrega de moches por las obras que le autorizaban al constructor argentino.

Ebrard y Sheinbaum tienen un común denominador: la Línea 12 del Metro. Ebrard la construyó y Sheinbaum la descuidó hasta que el accidente por negligencia criminal, en 2021, arrojó un saldo de 27 personas muertas.

Carga con otro crimen más cuando un accidente en la Línea 9, el choque de dos vagones, le arrancó la vida a una joven mujer.

Y otro más, el de los 19 niños y 7 adultos sepultados bajo los escombros del Colegio Rébsamen, durante el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Descuajada, gris, sin personalidad propia ni carisma, Sheinbaum sirvió a López Obrador para la práctica que más gusta, incluso más que el beisbol: la traición.

Andrés Manuel vio en Claudia Sheinbaum el activo político con que se nutre un maximato. Un hombre de poder requiere un peón leal, sin ideas, sin alcances, sin voz que permee, repetidora de su discurso, que no regatee un elogio, que se cuadre ante el mentor.

Ebrard pudo haber sido el mecenas de López Obrador, el financiador de sus paseos por el territorio nacional, de 2006 a 2012. Pero no bastó.

“En 2006 —escribe Elena Chávez en su libro El Rey del Cash— Marcelo Ebrard alcanzó su sueño largamente anhelado de ser jefe de Gobierno. Estaba en deuda con el tabasqueño, así que el pago fue en efectivo y en cantidades inmensas. Ya en el poder, Ebrard instruyó a su secretario de Finanzas, Mario Delgado (hoy líder nacional de Morena), darle mensualmente a Andrés Manuel millonadas para su campaña. Ebrard fue el autor intelectual del fraude a las finanzas públicas, y Delgado, la mano ejecutora”.

No imaginó Ebrard que el final de la obra no tendría un final feliz.

Andrés Manuel diseñó la sucesión, excluyendo a su antiguo financiador y encumbrando a Claudia Sheinbaum, la que mejor repite los cánticos de la transformación.

La humillación es mayor. Ebrard se formó políticamente, brilló siendo joven, lo acogió Manuel Camacho Solís, haciéndolo secretario general del PRI en el Distrito Federal, secretario general de la Regencia, subsecretario de Relaciones Exteriores, diputado por Convergencia por la Democracia, candidato a la Jefatura de la Ciudad de México por el Partido Centro Democrático, y luego, ya en el PRD, jefe de Gobierno de la capital, y en Morena, canciller.

Y a López Obrador le bastó engañarlo y armar la candidatura presidencial para la oveja más sumisa del redil.

La corona se abolló. Lo venció la que sólo sabe repetir el guión. La 4T hace. La 4T dice. La 4 logra. La 4T cambia. La 4T impide. La 4T construye. La 4T destruye. La 4T obstruye. La 4T es la salvación. Se trata de agradar al inventor.

Con todo, Ebrard sigue ahí. Hay traición pero no hay ruptura… aún.

Archivo muerto

No da una Mónica Robles de Hillman. Apostó por Marcelo Ebrard, luego se subió al carro de Adán Augusto López Hernández y la ganadora fue Claudia Sheinbaum Pardo. A todo le tira Mónica Robles, hija del succionador mayor, José Pablo Robles Martínez, dueño de Diario del Istmo, alias el Periodiquito de Colores, cada vez más desteñido, raquítico, menos páginas, cero lectores y nula influencia. Muy sonriente, la morenista Robles de Hillman posó un día la foto con el ex canciller Marcelo Ebrard en Veracruz, y con ellos la alcaldesa panista, Patricia Lobeira de Yunes Márquez. Creía que inscribiéndose en el proyecto de Ebrard le alcanzaría para amarrar la Senaduría por Veracruz.

Su segunda opción fue Adán Augusto López Hernández, ex secretario de Gobernación y amigo del tepetitaneco, Andrés Manuel López Obrador, con el que fue captada en la gira del Conde Contar en Coatzacoalcos. Pues ni uno ni el otro. Ambos se quedaron con las ganas de obtener la candidatura a la Presidencia de México. A la única que no se le pegó Mónica Robles, fue a Claudia Sheinbaum, la que a final venció. Mónica Robles es el oportunismo encarnado. Mientras su familia estuvo pegada al PRD, fue cuauhtemista y obradorista; cuando su marido, Iván Hillman Chapoy, fue alcalde, fue priista, fidelista y duartista; así alcanzó la diputación local, enfundada en su camiseta del PRI-Partido Verde, pregonando que el mejor partido era el PRI. Y al ver el avance de Morena, subió al trapecio y dio el salto vulgar. Por la vía plurinominal y con la casaca guinda se volvió Morena de corazón. Pero hoy se quedó con las dos tortas en la mano, la de Ebrard y la de Adán.

Y el banquete al que no acudió fue al de Claudia Sheinbaum. Los Robles y el alcalde Amado Cruz Malpica, el nuevo peón del Clan de la Succión, no la vieron venir. Hay brújulas en oferta. Sin ellas, doña Mónica está perdida… César Soto por el PAN, despunta para la diputación federal por el distrito de Coatzacoalcos. Y en esa ruta van Roberto García Alonso y Armando Rotter, del Partido de la Revolución Democrática, y la priista Martha Fernández. La licencia al cargo del presidente del comité municipal panista fue interpuesta por César Soto el 6 de septiembre, un día antes del inicio del proceso electoral. Roberto García Alonso, ex secretario de Gobierno en el ayuntamiento de Coatzacoalcos en tiempos de Marcos Theurel y ex delegado de Política Regional en el sur de Veracruz, es junto con el ex alcalde Armando Rotter Maldonado, la carta con la que el partido del sol azteca podría contender. García Alonso no tiene conflicto al interior del Frente Amplio por México, pues su pasado político es afín al PRI y PRD. Rotter es todo lo contrario. Rotter ya traicionó a la alianza opositora en 2021.

Participó en el proceso interno y de buenas a primeras se echó para atrás y mostró que su corazón estaba con Morena. Poco después, se le pegó al hoy senador Alejandro Rojas Díaz Durán, suplente del morenista Ricardo Monreal Ávila. Y no pierde oportunidad de acercarse a Andrés Manuel López Obrador, nada discreto, tácitamente implorando que el presidente le guiña un ojo. Cierra el círculo la priista Martha Fernández, quien realiza una amplia labor en colonias donde atiende las demandas de los vecinos por el mal estado de sus calles. Mucho antes de que iniciara el proceso electoral, Martha Fernández ya venía prestando ayuda a través de su empresa constructora Roma. La candidatura del Frente Amplio por México en Coatzacoalcos está sujeta a dos factores: en Veracruz la alianza PRI-PAN-PRD será parcial y aún no se tiene la certeza que en Coatzacoalcos los tres partidos vayan unidos; y el criterio de género determinará quién será la candidata o el candidato.

Cuatro prospectos en la línea de salida… Sandra Collins es regidora y la principal detractora del alcalde Amado Cruz Malpica. Y como ella, muchas más del equipo de Rocío Nahle. De su oficina brotan improperios, descalificaciones, infidencias. Y aunque tiene razón, y aunque Sandra Collins conoce el lado oscuro de Amado, las transas y las tretas, pasa por alto que son “equipo” y que si se hunde Morena, se hunden todos. Sandra Collins, que también tiene lo suyo, intratable y protagónica, es el terror del área de Comunicación Social. Si los reflectores se encienden, Sandra debe estar ahí. Y si no, hay sismo en el palacio municipal de Coatzacoalcos con epicentro en la regiduría segunda. Si el tema es salud, la enferma debiera ser Sandra Collins; si hay comedor comunitario, la comensal debiera ser Sandra Collins; si se habla de gordofobia, Sandra Collins los acompaña. Cada vez que se detectan raterías entre los allegados al alcalde, Sandra Collins Coronel se regodea.

El conflicto con la banda de Amado Cruz Malpica cada día es mayor. El golpeteo interno crece. Lo único que no hace es dar el paso final. Si sabe que hay corrupción, abuso y tráfico de influencias, debiera denunciar. Mientras, de su oficina brotan las infidencias que tienen a Amado Cruz Malpica en la mira de Coatzacoalcos… Fuera de Sheyla Jara, son contados los jóvenes priistas con posibilidades de figurar. Sheyla aborda los temas de Coatzacoalcos, el desgobierno de Amado Cruz Malpica, la ciudad en el abandono, la falta de servicios públicos. Toca un caso sensible, el crimen del joven Alexis Moreno Mérida, ultimado por un par de policías estatales, la madrugada del 9 de agosto. Sheyla Jara Jaramillo resalta la brutalidad policíaca contra un joven que horas antes se divertía sanamente con un grupo de amigos en la colonia 24 de Octubre.

Abordó el vehículo en que un amigo lo llevaría a su hogar. A medio camino, elementos de Seguridad Pública de Veracruz, sin mediar causa, comenzaron una persecución, les dispararon y Alexis recibió un impacto de bala en la espalda. Murió minutos después de llegar herido a la Clínica 36 del Seguro Social. Muchos callaron; Sheyla no. Muchos eludieron el tema; Sheyla no. Y reclama justicia y alza la voz. Por eso y por muchos otros temas se viene destacando entre los demás…

Ebrard: la ruptura simulada

Viernes, 08 Septiembre 2023 10:13

Cómplice de todas sus transas, Marcelo Ebrard secundó a Andrés Manuel en la locura del presidente legítimo, el cash arrancado a las arcas públicas y hoy en el cuento del hijo pródigo que deja Morena para transformarse en oposición.

Herido, dicen los suyos, rompe con López Obrador pero sin mayor estridencia, sin llamarlo falaz o traidor, sin recordarle que en sus días de activismo reclutando bobos, Ebrard fue su mecenas, el del dinero subterráneo siendo jefe de Gobierno de la capital del país.

Herido está, cuenta su gente, luego de perder la nominación presidencial, pero no le reclama a Andrés Manuel ni el engaño, ni la falta de palabra, ni la promesa de que el ex canciller sería su sucesor.

No increpa a López Obrador por haber construido una figura maleable, Claudia Sheinbaum, sin propuesta propia, con mil defectos y delitos encima, dos crímenes por negligencia —Colegio Rébsamen y Línea 12 del Metro— y una ausencia de carisma total, ignorando la lealtad —y la complicidad— de Marcelo Ebrard en la ruta que trazaron juntos hasta alcanzar el poder.

Es un rompimiento pactado, inducido, bajo sospecha.

El agravio es mayor y Ebrard sólo ve incidencias en el proceso interno de Morena y sus aliados, manejos turbios de la dirigencia, una agresión de la policía bancaria contra su equipo en el World Trade Center de la Ciudad de México, y cuando debiera fustigar al capo mayor, mira en otra dirección.

No define si se va de Morena o no. No alude a un rompimiento. Y si transcurren las horas y Ebrard no confronta al presidente, es porque bajo la sábana siguen fundidos, alma con alma y piel con piel.

No había concluido el conteo de las encuestas cuando Ebrard ya decía que estaba fuera del proceso. Malú Micher, la tormentosa senadora, describió la agresión de la policía. Luego dijo que no se irían de Morena. Un día después, el jueves 7, Ebrard soltó que ya no tenía cabida en Morena. Y entonces López Obrador lo situó como candidato independiente y en última instancia en Movimiento Ciudadano para robarle votos a la oposición.

Horas más tarde, el silencio de Ebrard en torno a López Obrador sigue. Y el silencio dice todo. Porque si los malos son los capos menores y no el jefe de la banda, es porque el porro de la nación diseñó el juego así.

No se ha escuchado que Marcelo Ebrard lo llame tirano o dictador. No le ha pasado la cuenta de las misiones que en sus días de canciller cumplió: sofocar los embates de Trump, la Guardia Nacional cazando migrantes, la compra de medicamento, de vacunas para el Covid, de los insumos médicos, la demanda contra los vendedores de armas que tienen como cliente al crimen organizado mexicano y hasta dar la cara para no condenar a sátrapas en el poder como Daniel Ortega en Nicaragua, Nicolás Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Díaz Canel en Cuba y el presidente de Perú, Pedro Castillo.

Vapuleado en la encuesta de Morena, confinado al segundo lugar, 10 puntos abajo de Sheinbaum, la muñeca de cuerda de López Obrador, Marcelo Ebrard se ha resistido a expresar la palabra traición.

Llama cobardes a Mario Delgado y Alfonso Durazo, pero no al Peje López Obrador.

Habla de deficiencias en el proceso interno de Morena, pero se cuida de mencionar la palabra “fraude” en la Cuarta Transformación.

Marcelo vio espectaculares de más, derroche al estilo PRIAN, uso de recursos públicos de Bienestar y gobernadores de la órbita de Claudia Sheinbaum, y los acusó de palabra pero no acudió a ninguna instancia legal, y tampoco marcó un alto y, en cambio, se prestó a la simulación.

Debió romper, exhibir el dedazo, reventar el proceso de elección del llamado coordinador de los Comités para la Defensa de la Cuarta Transformación, o sea el candidato presidencial de Morena, pero bailó al son que le quiso tocar López Obrador.

Y ahora pretende ser el candidato de la oposición.

Ebrard anda a los tumbos. Pudo ser el candidato del Frente Amplio por México pero dejó pasar el tiempo y al final los mandó al diablo.

Esa candidatura ya tiene dueña. Es Xóchitl Gálvez Ruiz, electa en un proceso accidentado, con las encuestas a su favor pero sin llegar a la consulta mediante voto por la infiltración morenista en la base de datos del Frente Amplio y el riesgo de violencia en la jornada del 3 de septiembre.

Ebrard no le quitará votos de la sociedad civil a Xóchitl Gálvez. La clase media se define con Xóchitl por ser la opción contraria al cuento de la Cuarta Transformación, la candidata que la Marea Rosa eligió.

Ebrard, por donde se le vea es obradorista. Ebrard, mientras no rompa, acuse, exhiba a López Obrador y sus excesos y sus arranques de dictador, seguirá en la línea del mesías tropical. Los votos que pudiera lograr se los arrancará a Morena, no a Xóchitl Gálvez.

El amasiato político es indisoluble. Marcelo Ebrard fue el mecenas de López Obrador en los días en que construía la campaña presidencial de 2012, el reclutamiento de bobos, el cuento de “primeros los pobres”, los pobres hijos de Andrés Manuel.

El amasiato implicó millones y millones, hurtados de las arcas públicas. Era Ebrard jefe de Gobierno de la Ciudad de Mexico y de ahí fluían los recursos para el proyecto obradorista, tal como lo reseña Elena Chávez, autora del libro El Rey del Cash.

El amasiato hizo de Ebrard un canciller poderoso una vez que López Obrador llegó al poder presidencial, en 2018. Fue su emisario, un comodín que lo mismo atendía la Cancillería que los temas económicos, de salud y de seguridad. Era la plataforma desde la que el iluso Ebrard creyó que sería el sucesor.

Hoy tiene un pie fuera de Morena y se resiste a expresar que la imposición de Claudia Sheinbaum, la marioneta útil de López Obrador, nace de un fraude.

Hoy, Ebrard acusa al líder nacional de Morena, Mario Delgado, su cómplice en la construcción de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, donde se infló el presupuesto de manera descomunal, y al presidente del Consejo de Político de Morena, Alfonso Durazo Montaño, de ser cobardes.

Pero hoy sigue Ebrard sin tocar a López Obrador.

La ruptura, por lo pronto, es una simulación.

Archivo muerto

Feliz, muy feliz, Rocío Nahle luce su litro de nafta. Simula que Dos Bocas ya comenzó a producir la gasolina que México requiere. Le llama “gasolina primaria”. Hay quienes la definen como gasolina ligera o nafta, que no es más que un componente de la gasolina. El jolgorio de Nahle es, consecuentemente, de risa. Le hace decir al presidente que el 1 de septiembre ya se está produciendo gasolina primaria y Andrés Manuel, que de eso sabe nada, muerde el anzuelo.

Porque el punto no es si la gasolina es primaria o secundaria, o si se llama nafta o gasolina ligera, o si es de bajo octanaje y si sólo es un componente de lo que todos conocemos como gasolina, el alimento de los vehículos. El punto es que la zacatecana tuvo la osadía de comprometer su prestigio —no se rían— aduciendo que ella, y no las empresas especialistas— podría construir la refinería Olmeca en tiempo récord, tres años, con un costo, también récord, de 8 mil millones de dólares. El punto es que falló. El retraso es de 14 meses —un año, dos meses— más allá de lo prometido.

Aún no produce la gasolina que requiere en país. Y el costo va por los 20 mil millones de dólares, algo así como 340 mil millones de pesos, el doble de lo ofrecido. Producir nafta es lo de menos. Pero los vehículos no se mueven con nafta. Nahle le volvió a ver la cara a López Obrador, y peor, lo hace decir que ya se está refinando gasolina. El punto crucial es alcanzar la meta de 340 mil barriles diarios y lograr la autosuficiencia, dejar de importar. Lo otro es que Andrés Manuel no termine cayendo en lo que los especialistas vienen advirtiendo: con los costos de Pemex, refinar es un negocio que sólo arroja pérdidas.

Mientras, la señora Nahle está feliz. Ya tiene su primer litro de nafta en las manos… Claudia puede agredir a Amor, patearla, no pagar la renta de su casa, y termina siendo secretaria del Senado. Pudo tener un novio-primo de escándalos mayores, ingresos a la cárcel por abuso de menor y luego por un secuestro, y se mete a la mesa directiva del Senado. Tormentosa, Claudia Balderas Espinoza es el retrato de Morena, donde la estridencia y el conflicto no son defectos sino méritos para brillar. Pudo asestarle sus cates a su prima Amor Torres, evidenciada en videos que captaron su vena violenta, tirándole un puntapié, reclamándole a grito pelado, sacudiendo al Senado en pleno, y su padrino, Ricardo Monreal Ávila —antes su protectora fue Rocío Nahle García, secretaria de Energía— la coloca donde sólo debiera estar la gente de bien.

Claudia Balderas viene de otro escándalo por negarse a liquidar 200 mil pesos correspondientes a la renta de la casa que habitó por varios años, motivando que la propietaria exhibiera el abuso y la desfachatez.

Viene de los tres episodios en que su ex novio-primo, Omar Espinoza Cetina, paró en prisión. Una fue por llevarse a una menor a un cuarto de hotel; otra, por un incidente de tránsito en la Ciudad de México con policías, rufianes que le sembraron droga y luego lo tuvieron que soltar, y la más grave, acusado de pertenecer a una banda de secuestradores en Villa Allende, congregación de Coatzacoalcos, de la que en cosa de días quedó en libertad. Todas las libró El Gato Espinoza, obvio porque la senadora morenista pesa y su padrino, Ricardo Monreal, la corcholata que prefiere ser nada antes que traicionar al Peje López Obrador, pesa mucho más. Los escándalos en Morena son mérito. Bajo esa regla, la decencia es un lastre. Que lo diga Claudia Balderas, hoy secretaria del Senado mexicano. Ella sí que está haciendo historia… 

A Bantelo le va bien con Amado Cruz. Le rentó al ayuntamiento de Coatzacoalcos una pantalla, por un día, y se embolsó 10 mil 500 pesos. Ocurrió el 29 de abril pasado y fue con motivo del Día del Niño en la congregación de Mundo Nuevo, donde Cuauhtémoc López Bante fue agente municipal. En dicha pantalla se proyecto una película como parte de los festejos en honor a los pequeños. La factura con terminación 55F88FC presenta un importe de 9 mil 52.71 pesos más, o sea 10 mil 500 pesos cerrados.

El evento se realizó el 29 de abril pero la factura se expidió dos semanas después, el 17 de mayo. El alcalde Amado Cruz Malpica ríe cuando escucha al presidente Andrés Manuel López Obrador que se ha terminado el régimen de privilegios. Los negocios, las prebendas a funcionarios, a sí mismo, a su familia, es el sello de Morena en el poder. El pago bajo el agua de gratificaciones que se cuentan en miles de pesos, es el combustible de la maquinaria que saquea al ayuntamiento de Coatzacoalcos.

El dispendio en ferias que reportan números rojos, pero muy rojos, es la resultante de un grupo de mercenarios que llegaron a superar lo que hizo el PRIANRD y ahora hasta el empresariado baila al ritmo de ese son. Bantelo se llevó 10 mil 500 pesos en un día; la pandilla de Amado, familia incluida, lo único que no se llevará será el palacio municipal porque no lo puede cargar… 

Omar Osorio es una leyenda. Es atleta paralímpico, oriundo de Córdoba, y nadará en Coatzacoalcos por 12.5 horas. Su causa es ayudar y solamente ayudar. Nadará sin parar, sin descanso, sin tregua, de manera consecutiva, intentando atraer a las personas de bien. Se presentará este sábado 9 de septiembre en la alberca semiolímpica, ubicada en Ignacio de la Llave 610, en el centro de Coatzacoalcos. Su reto es nadar de 8:30 AM a 9 PM. La entrada es simbólica, 10 pesos y un kilo de ayuda: arroz, frijol, aceite, harina.

Es de los esfuerzos que conmueven y que debieran ser una regla general en la sociedad. Omar Osorio es, repito, una leyenda. Participó en los Juegos Panamericanos de 1999, Mar del Plata, Argentina, en 2003; Río de Janeiro, Brasil, en 2007; Guadalajara, México, 2011, y Toronto, Canadá, en 2015. Lo patrocinan las asociaciones Moviendo las Fronteras con el Corazón, Miss Wheelchair México y Banco de Alimentos Región Olmeca. Lo que hace Omar Osorio es una hazaña deportiva y merece el respaldo de la sociedad y las instituciones públicas. Omar es un ejemplo de vida que debe ser secundado por quienes aspiran a la superación no solo personal sino de generaciones enteras…

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