*** Yunes Linares: Un gobierno con odios y rencores
Cuentan las malas lenguas que aun estando tras las rejas Javier Duarte de Ochoa sigue haciendo de las suyas. Esas lenguas viperinas aseguran que a través de algunos prestanombres ha cambiado de banco gran parte de su fortuna mal habida, en primera para quitarlo del alcance de su esposa, quien ya busca el divorcio para desligarse de él y quedarse con la mitad o más, y en segunda, nada más por el placer de ser.
Quizá sea una exageración o un chiste cruel, considerando que el ex gobernador de Veracruz es uno más de los de funcionarios corruptos caídos en desgracia, una situación que se han ganado a pulso, al igual que Roberto Borge Angulo y César Duarte Jáquez, que aunque aún está libre, no tardan en echarle el guante.
Pero, es que si se toma en cuenta el nutrido y variado modus operandi del señor Duarte para consumar sus pillerías, no es nada descabellado descartar que aun estando preso, siga siendo víctima de esa cleptomanía incontrolable.
Sin embargo, este caso, aunque muy sui géneris ya no debe ocupar ni preocupar a los veracruzanos, pues sería mejor que le pusieran la lupa a las acciones del actual gobierno, para evitar pasar por lo mismo nuevamente, pues como están las cosas en el país en materia de corrupción no sería descabellado pensar en que la historia pudiera repetirse de nuevo.
Por ello, la urgencia de que sea designado un fiscal anticorrupción en Veracruz, pero no un fiscal cualquiera o un fiscal carnal como lo hizo el gobernador con el Fiscal General del Estado, Jorgito Scuinkler Ortiz, a quien impuso en el cargo para poder manipular a diestra y siniestra en su
venganza contra Javier Duarte y su runfla de facinerosos, causantes de que el gobernador se distraiga constantemente y no gobierne a plenitud.
Los veracruzanos ya están hartos de que las detenciones de exfuncionarios estatales sean utilizados como cortinas de humo para tratar inútilmente esconder la verdadera situación del estado en materia de seguridad, desempleo, violencia, pobreza, salud y educación.
A Yunes lo que le hace falta es soltar de la mano al fiscal Skuincler Ortiz, para que este camine solo y demuestre su capacidad como fiscal, que seguramente es mínima, por la cantidad de pifias cometidas en tan solo un año y mes y medio en el cargo.
Los resultados de las indagatorias, los testimonios de cómplices y las mismas investigaciones han arrojado elementos para suponer que no sabe nada de nada para ser fiscal, cuando un verdadero fiscal debe ser implacable , pero sobre todo independiente y autónomo para actuar contra quienes hayan infringido la ley, específicamente contra quienes saquearon las arcas del estado.
Como quiera que sea, hasta hoy ni uno ni otro (ni gobernador ni fiscal) han dado visos de gobernar con la ley en la mano, sino con el garrote, mientras que Duarte sigue contando su dinero desde los barrotes de una carcel capitalina, lejos del alcance de ambos... EL PUEBLO QUE ELIGE A CORRUPTOS NO ES VÍCTIMA, ES CÓMPLICE... Tiempo al tiempo.