El huracán Beryl, que tocó tierra en Estados Unidos y luego se degradó a depresión tropical, ha dejado un saldo de 15 muertos y ha causado importantes destrozos e inundaciones.
Beryl golpeó las costas de Texas en la madrugada, causando la muerte de dos personas debido a la caída de árboles en sus viviendas en el condado de Harris, según informó el sheriff Ed González.
En Houston, una ciudad con 2.3 millones de habitantes, el alcalde John Whitmire reportó otras dos muertes: una por un incendio posiblemente causado por un rayo y otra de un miembro civil de la Policía de Houston que quedó atrapado en una inundación mientras iba a trabajar.
En el área de Benton, una residente falleció cuando un árbol cayó sobre su casa, como resultado del paso de la tormenta.
Beryl había causado previamente la muerte de 10 personas en su paso por el Caribe: tres en Granada, dos en San Vicente y las Granadinas, tres en Venezuela y dos en Jamaica.
Houston y otras áreas afectadas han experimentado lluvias intensas, ráfagas de viento, y múltiples inundaciones.
Los árboles caídos sobre vehículos y caminos, las vías inundadas con autos atrapados, los postes de energía derribados, y los escombros por todas partes describen el devastador escenario dejado por Beryl.
Se emitieron alertas de tornado para sectores de Texas, Arkansas, y Luisiana, que fueron desactivadas a medida que la tormenta avanzaba y perdía fuerza.
Beryl, que había llegado a ser un potente huracán con vientos de 250 km/h, se degradó a tormenta tropical después de tocar tierra en la Riviera Maya de México, donde también dejó daños materiales.
La devastación causada por Beryl pone de relieve la necesidad de una preparación y respuesta adecuadas ante desastres naturales. Las comunidades afectadas ahora enfrentan la ardua tarea de recuperación y reconstrucción, mientras las autoridades continúan evaluando el alcance total de los daños y trabajan para restaurar la normalidad.