Lunes, 20 de May de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

mussioc2@gmail.com

 

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* Acto anticipado de campaña en Coatzacoalcos * Ni con acarreo llenaron el escenario * Le quedó grande a Rocío Nahle el evento * Marlon, como el muerto que cree que aún vive * Álvarez Fontán, cesado * Hizo mil trastupijes en la SCT * Gersaín en modo chairo * Se desvivía por una selfie con Sheinbaum * Abreu acoge al guarura de Tony Macías

Claudia Sheinbaum llegó desinflada y desinflada se fue

Desinflada por dentro, desinflada por fuera, Claudia Sheinbaum se fue de Coatzacoalcos peor que como llegó, viendo a un puñado de acarreados, más escenario que fans, sabiendo que en el feudo de Rocío Nahle nadie sabe operar.

 

 

Vio una mancha de morenistas sin advertir —quizá sí— que una buena parte fueron parte del PRI, del ejército tricolor, el que por una gorra y una playera, por una migaja, mantenían en el poder a los ladrones de elecciones, al duartismo, al fidelismo, al alemanismo y a otros más.

 

Llegaron desde colonias y ejidos, desde otros municipios del sur de Veracruz donde la arbitraria Rocío Nahle García impuso alcaldes y alcaldesas de medio pelo, comadres y cuates de bajo coeficiente intelectual, algunos con la uña afilada, o se les dio chamba a las ratas de Javier Duarte, como el asesor estrella de la tesorera municipal de Coatzacoalcos, Grace del Carmen Mendoza Chesty.

 

Mucho ruido y pocas nueces en un mitin-conferencia, el sábado 15, a mediodía, con el sol a plomo, que debió ser la exhibición del músculo electoral de la secretaria Nahle, la movilización de sus huestes, la interpretación del “amor con amor se paga”. O no hubo respuesta porque el efecto López Obrador comienza a extinguirse.

 

En el mitin de los ausentes, la doctora Sheinbaum pudo constatar, ahora sí, por qué preocupa el sur de Veracruz, por qué instan a Rocío Nahle a demostrar que tiene con qué acarrear votos, o por qué Coatzacoalcos y la región ya son foco rojo en el tablero de Morena.

 

Nahle, que no da una en la Secretaría de Energía, tampoco da otra en el juego de las estructuras morenistas. Esta vez los priistas la dejaron sola. No movieron masas. Y su mitin no pegó.

 

No acudieron los 9 mil solovinos que presume Cuitláhuac García, el desgobernador cuya única virtud es bailar como endemoniado en los congales de Xalapa y ahora intramuros en Casa Veracruz.

 

No fueron 9 mil asistentes porque es imposible meter esa cantidad en un área de mil metros cuadrados, el espacio que ocuparon los morenistas, de acuerdo con las fotografías aéreas que el propio gobierno de Veracruz distribuyó. Ahí sólo cabría 4 mil personas, y a muchos de ellos se les asignaron sillas.

 

Años antes, a unos metros, sobre el parque Independencia, Andrés Manuel solía convocar a miles y miles le respondían, y lo secundaban en sus arengas por la defensa del petróleo, en la lucha por la petroquímica, en la denuncia contra la mafia del poder.

 

Metros más allá se paró Manuel Clouthier y arremetió contra el poder priista, el régimen autoritario, el gobierno de un solo partido que concentra la riqueza y saquea al país. Y miles y miles atiborraron la avenida Zaragoza, entre el parque y la Iglesia de San José, hoy convertida en catedral, y le dieron los votos que nunca había obtenido el PAN.

 

Cuauhtémoc Cárdenas fue el imán político que la izquierda mexicana requería. Volvió a los tiempos del Movimiento de Liberación Nacional, a los mítines con las bases, al discurso por la defensa de la patria. Y Coatzacoalcos se fue convirtiendo en el bastión del Partido de la Revolución Democrática, el región cuauthemista, en la reserva electoral del PRD. Sus mítines fueron históricos.

 

Así hasta que Rocío Nahle coordinó la campaña de Felipe de Jesús González Díaz y la diputación federal se perdió. Desde que Amado Cruz Malpica fuera diputado en 1994, nunca el PRD había sucumbido ante el PRI. Nahle, en 2003, inauguró el camino de la derrota.

 

El mitin de los ausentes fue formalmente, una conferencia magistral. Claudia Sheinbaum Pardo, en su campaña anticipada, dictando recetas de cómo realizar un buen gobierno.

 

El pretexto para dejar sus obligaciones como jefa de gobierna y recorrer el país, es la incongruencia total. Dicta consejos la gobernante que ha hecho de la Ciudad de México el ejemplo de cómo no se debe gobernar.

 

El discurso de Sheinbaum es como ella, patético. Es un robot sin inteligencia artificial. Repite una a una las frases de López Obrador, su patrón. Que si la patria. Que si no robamos. Que si no mentimos. Que si no traicionamos. Que si no somos corruptos. Que si gobernamos con principios.

 

Y resulta que roban, mienten, traicionan, engañan, son corruptísimos, cómplices, sumisos, abyectos, máxime cuando les caen en las raterías a los hijos, a los hermanos de Andrés Manuel, al secretario particular, o a los generales espiando a periodistas, activistas sociales, o a Cresencio Sandoval paseando como jefe y hasta llevándose a la consuegra, o el Peje jodiéndose el presupuesto para medicamentos que debían suministrársele a niños con cáncer.

 

Claudia Sheinbaum recuerda que hace 15 fue llevada a Coatzacoalcos por Rocío Nahle, la zacatecana. Hablaron y gritaron que Pemex no se toca, que Fertimex no se toca, que la riqueza nacional no se toca. Y recuperaron a Fertimex para vuelva a producir.

 

No mide el alcance de lo que dice. En 15 años no se había vuelto a parar por Coatzacoalcos. Qué empatía puede generar.

 

Claudia Sheinbaum no emociona ni a los de casa. El fondo de sus ideas están desinfladas y la forma está desinflada. No tiene argumento ni habilidad para hablar. No hay propuesta y escucharla es un tormento.

 

Llegó a Coatzacoalcos a expresar que México está preparado para ser gobernado por una mujer, y Veracruz también.

 

Y Nahle, que sufre de vacíos intelectuales, igual: «En Veracruz respetamos y queremos a los caballeros y a los hombres. Pero también en Veracruz es tiempo de las mujeres”. Sí, pero que sea nativa de Veracruz.

 

Sheinbaum incurre en acto anticipado de campaña pues viene expresando su intención de contender por la Presidencia de México, realiza giras por todo el país, vuelve a insistir en que quiere ser presidenta y acude a mítines donde ondean las banderas de Morena, los distintivos, las gorras y playeras con el emblema del partido de López Obrador.

 

Cara dura, Claudia Sheinbaum carga la muerte de 27 personas en la Línea 12 del Metro, y su negligencia en el desplome del Colegio Rébsamen por no haber clausurado cuando llegó a delegada en Tlalpan, y la cruenta guerra de los cárteles en el corazón del impero azteca.

 

Carga la vergüenza de haber sido tomateada cuando arrancaba su gestión, recibiendo una andanada verdulera en Coyoacán, producto de sus rencillas con otras tribus de Morena. De no ser porque la cobijaron con lonas publicitarias hasta llegar al vehículo en que emprendió la huida, habría terminado hecha una sopa… sabor tomate.

 

El mitin de Nahle fue un fracaso. Ni el alcalde Amado Cruz Malpica, ni los morenistas de su cuadra —Enrique Villegas, Eusebia Cortés, Tania Cruz, Ángel Echevarría, Sandra Collins, Patricia Hong— tienen capacidad para movilizar. Y los priistas, con los que Rocío Nahle tiene acuerdos, la dejaron sola, así anduviera el ex alcalde Joaquín Caballero y su brazo derecho, Oliver Damas, tomando selfies dejando constancia que el PRIMOR está vigente.

 

Claudia Sheinbaum se fue sabiendo que en el feudo de Rocío Nahle nadie sabe operar.

Archivo muerto

Marlon, como el muerto que cree que aún vive. Su período estatutario vence el 14 de mayo. Deja la presidencia del PRI en Veracruz pero pretende imponer a Fernando Kuri Kuri, un emergente que tape los boquetes financieros, o que contenga a las corrientes que van por los culpables del robo de los dineros, los “aviadores” de Marlon Ramírez Marín y los 40 ladrones, aquellos que dispusieron de los recursos y sólo se le pagaba a los incondicionales.

A la fecha, los trabajadores del Comité Directivo Estatal de PRI sufren el retraso en el pago de sus quincenas. Les adeudan tres, llega el día de pago, les liquidan una y les siguen debiendo tres.

El PRI de Marlon es el reflejo de lo que fue el gobierno de Veracruz en manos de Javier Duarte. Marlon fue subsecretario de Gobierno y nunca condenó el atraco descomunal del gordobés. Se va y las corrientes apuntan a un nuevo liderazgo. El más nombrado es Cirilo Vázquez Parissi, dos veces alcalde de Cosoleacaque y ex diputado federal.

Pero Marlon Ramírez maniobra para imponer a Fernando Kuri, otro de los que se fueron de bruces con los dineros del partido y hasta insertó en la nómina al encargado de uno de sus ranchos.

Kuri es duartista y en un tiempo estuvo encargado de la delegación del ISSSTE en Veracruz, con la venia del desgobernador Cuitláhuac García Jiménez. O sea, si llega Kuri se consuma el PRIMOR…

De nada sirvió tanto incienso si al final Ramón Álvarez Fontán fue destituido. Su cese fue fulminante. Deja el Centro SCT Veracruz —Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes— entre acusaciones de corrupción, desvío de recursos, asignación de obras a un pull de compañías constructoras, favoreciendo a los recomendados de secta cuatrera, tráfico de influencias, influyentismo y contratación de ex funcionarios allegados al ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, actualmente preso.

Le imputan usar la delegación de Comunicaciones y Transportes para hacer el cochinito para las campañas a las diputaciones federal y local, en 2023, y alcaldía de Veracruz, en 2025. Álvarez Fontán favoreció a personal identificado con el ex secretario de Gobierno y de Infraestructura y Obras Públicas, Gerardo Buganza Salmerón, así como a la ex secretaria particular de Buganza, Mónica Gasperín.

Fue protector de Rogelio Hernández Madrid, que viene de los cuadros duartistas y yunistas, poder tras el trono en la SIOP. En su paso por el Centro SCT, Álvarez Fontán supo pagar con creces los elogios desmedidos de su prensa a modo, chaira y chayotera.

Mucho incienso para nada. Bastó con que le imputaran que el desvío de recursos lo favorecería a Álvarez Fontán, a la diputada federal, Rosa María Hernández Espejo, y al ex diputado fidelista, José Ruiz, alias Pepín, para que le aplicaran la voladora.

En el caso de Rosa María Hernández Espejo, ni falta le hace. Va que vuela para la candidatura a la alcaldía de Veracruz con un discurso contundente contra el yunismo y su capacidad para hacer click con la sociedad. Es periodista y sabe qué terrenos pisar… En modo chairo, Gersain Hidalgo alcanzó el éxtasis con una selfie con Claudia Sheinbaum.

Trepado en una valla, captó su sonrisa y la de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México como si fuera un matraquero de cuarta. Corifeo del PRI, de Mili Chagra, encargado de ir a Xalapa por los regalos de Fidel. Se metió al Partido Nueva Alianza en Coatzacoalcos y tácitamente se lo robó.

Así llegó a ser regidor por primera vez. Cuando ya no le cuajó, brincó al PRI, militando en el serpentario del líder obrero (?), Carlos Vasconcelos Guevara, siendo candidato a regidor primero.

Y tras la derrota en la elección de 2021, los votos le dieron para alcanzar su segunda regiduría. A partir de ahí es el más servil de los ediles, tendido a los pies del alcalde Amado Cruz Malpica, abyecto y sin dignidad. De aquel líder del Sindicato de Empleados al Servicio del Municipio de Coatzacoalcos —antes SUEM— que enfrentó al alcalde morenista, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, nada quedó. Y hoy está peor. Apenas tuvo cerca a la desangelada Claudia Sheinbaum, tácitamente la apergolló. Y se chutó una selfie para dejar constancia de los lodos en los que gusta retozar.

Ya se puede morir tranquilo… Así que Rafael Abreu trae de escolta a uno de los guardias que tuvo a su servicio Tony Macías; su nombre es Félix. Tan cercano era al ex suegro de Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, que tenía el pulso de lo crucial, las idas y venidas de Jesús Antonio Macías Yazegey, los encuentros públicos y lo que se acordaba en corto, información clave del negocio y la inversión. Pero un día, desde las áreas de seguridad llegó el pitazo y le pusieron sombra.

Y poco después, salió del círculo rojo del suegro incómodo. Pasó el tiempo y Rafael Abreu, amigo de los juniors de Miguel Ángel Yunes Linares y patiño de éste en la precampaña por la gubernatura en 2016, lo adoptó. Abreu pasó por la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos y tras su cese, en 2017, halló la fortuna y la exhibió en redes sociales. Gorat, empresa de seguridad privada, acapara contratos; uno con Braskem, la firma brasileña que succionó a Pemex con la venia del panista Felipe Calderón Hinojosa. Abreu invirtió en negocios de buceo deportivo, en la Riviera Maya, y hasta un yate dejó abandonado; un restaurant y una empresa de diseño y periodismo, asentados en San Pedro Garza, Nuevo León.

Y Félix a su lado. Al yunismo azul le da lo mismo fornicar con el morenismo que con el duartismo, a los que decía combatir…

Nefasta, arbitraria, miope o sin brújula, Rocío Nahle sólo ha tenido un acierto: frenó y destazó a Braskem, la empresa brasileña, filial de Odebrecht, que saqueó a Pemex succionando el etano con la venia de Felipe Calderón.

Habrá fallado con el huachicol, su estrategia de cerrar ductos y adquirir pipas —fuera de especificación, lo que equivale a fraude al erario—, provocando un desabasto de gasolina brutal y hasta la tragedia de Tlahuelilpan. Pero con Braskem atinó.

Falló con la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco, que no costó 8 mil millones de dólares sino 16 mil, ni la concluyó en tres años como había pronosticado, y que con el abastecimiento de agua del río González, de Chiltepec a Puerto Ceiba, si acaso en nueve meses más alcanzará la meta de producción. Pero a Braskem la reventó.

Ha errado en todo: leyes en materia de energía que transgreden el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá; o la Ley Eléctrica, vigente pero con el voto en contra de siete de los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; o el impulso a las energías sucias alejándose del modelo ambiental global.

Y tuvo la ocurrencia de inventar la Ley Nahle, una modificación a la Constitución local para convertirse en veracruzana, nacida en Zacatecas, sólo para contender por el gobierno de Veracruz.

Pero, bien que mal, a Braskem la noqueó. Y la puso al borde de un proceso penal.

Su ausencia en el show de Braskem, el 29 de marzo, cuando se colocó la primera piedra de la Terminal Química Puerto México, en la dársena de Pajaritos, Veracruz, es lógica.

Nahle y Braskem son agua y aceite. O dicho con sorna, Nahle es el verdugo de la empresa brasileña más tramposa que haya llegado a México.

Nada, pues, tenía que hacer ahí la secretaria de Energía si a los brasileños, siendo diputada federal por Coatzacoalcos, les halló abuso y tropelías, un contrato ventajoso, lesivo para Petróleos Mexicanos, un auténtico atraco a la nación.

Nada tuvo que hacer ahí el presidente Andrés Manuel López Obrador, que secundó a Norma Rocío Nahle García en su cruzada contra Braskem cuando evidenció que el proyecto impulsado por Luis Inacio Lula da Silva-Felipe Calderón fue una puñalada artera a Petróleos Mexicanos.

Y fue entonces que Andrés Manuel le puso nombre a la trastada carioca: el contrato es leonino, dijo. O sea, injusto y abusivo, ventajoso para Braskem.

Y nada tuvo que hacer, por consiguiente, Cuitláhuac García Jiménez en la faramalla de la primera piedra de la Terminal Química Puerto México. El gobernador es una marioneta tan inútil que si le dan cuerda habla y si no se la dan ni siquiera respira.

Si Cuitláhuac no acudió al show carioca, no fue por desairar 400 millones de dólares —8 mil millones de pesos—, lo que ofrecen los brasileños invertir. Fue porque Braskem está en el círculo de repudio de López Obrador y Rocío Nahle.

Nahle tiene en la mira a Braskem-Idesa desde 2010. Una vez que Felipe Calderón Hinojosa, entonces presidente de México, consumó la entrega del etano producido por Pemex a la firma brasileña, vía un contrato leonino, interpuso junto con técnicos y profesionistas petroleros una denuncia de carácter penal que nunca caminó.

El contrato a 20 años obligaba a Pemex a entregar la materia prima a precio preferencial, así dejara de suministrar etano a los complejos Pajaritos, Cangrejera y Morelos y provocara la virtual parálisis de una decena de plantas petroquímicas.

Fue en 2017, siendo ya diputada federal por Coatzacoalcos y coordinadora de la fracción parlamentaria de Morena, que la cloaca se destapó. Odebrecht, empresa que realizó la construcción del complejo Etileno XXI, cuya filial petroquímica es Braskem, fue involucrada en un escándalo de sobornos. 10 millones de dólares fueron a dar a la campaña del priista Enrique Peña Nieto.

Pero en cuanto el obradorismo llegó al poder, Nahle asumió la Secretaría de Energía y abrió fuego.

Se acabó el precio preferencial del etano a Braskem. Sólo pagaba el 70 por ciento del precio real.

Braskem fue obligada a cubrir el costo del transporte del etano, ya fuera nacional o importado, hasta entonces pagado por Pemex.

Se dejaron sin efecto las penalizaciones, que eran del 200 por ciento por cada barril de etano que Pemex suministrara a destiempo.

Se extinguió la cláusula de terminación anticipada del contrato, que obliga a Pemex a pagar una sanción de 5 mil 200 millones de dólares.

Pemex se obligaba a suministrar 66 mil barriles de gas etano diariamente, los tuviera o no. Y si no los tenía, debía adquirirlos y venderle a Braskem al 70 por ciento del valor de mercado.

El atraco concluyó cuando López Obrador amagó con llevar a la firma brasileña al terreno penal.

Pemex disminuyó el suministro de etano a 30 mil barriles diarios, sólo por tres años más; Braskem lo pagará a precio real, y cuando el contrato finalice, en 2024, Pemex no estará obligada a renovar.

Pemex se comprometió a facilitar la construcción de la terminal portuaria de Braskem para importar gas etano. Pero ahí, Braskem resultó una nulidad.

El anuncio del proyecto se realizó el 11 de julio de 2022 y arrancaría de inmediato. No ocurrió.

La construcción estaría a cargo de la firma Advario, una división de la empresa alemana Oiltanking, especializada en terminales marítimas. Braskem y Advario compartirían las utilidades.

Ocho meses y medio después, de la Terminal Química Puerto México sólo hay una primera piedra en la dársena de Pajaritos. El muelle no existe. El depósito criogénico no existe. Las oficinas no existen. El estacionamiento de maniobra no existe.

El ayuntamiento de Coatzacoalcos estableció un monto descomunal por concepto de permisos y derechos: 99 millones 728 mil 837.42 pesos. Braskem realizó una contrapropuesta por movimiento de tierras (ducto) con un costo máximo de 822 mil 31.65 mil pesos. Y ahí se congeló la negociación (Ver Distrito Rojo: https://distritorojo.com.mx/2022/12/21/terminal-portuaria-de-braskem-congelada-desarrollo-urbano-impone-permisos-por-100-millones-de-pesos/).

Nahle, vía el alcalde Amado Cruz Malpica, no los soltó. Los arrinconó. Y se las complicó al máximo.

La respuesta de Braskem llegó a través de su vocero, Sergio Plata. Y lo hizo con charada. Sostuvo que la Terminal Química Puerto México llevaba un avance del 30 por ciento pero dentro de las instalaciones de Etileno XXI, en Nanchital.

Fue una maroma hilarante. La terminal portuaria inició por el final, en municipio de Nanchital, en tierra firme. En la dársena de Pajaritos no había nada, ni siquiera los permisos que se negociaban con el ayuntamiento de Coatzacoalcos. Así hasta que el 26 de marzo de 2023, ocho meses después del anuncio del proyecto, se colocó la primera piedra. Y no llegó López Obrador. Envió a Adán Augusto López Hernández, la corcholata de Gobernación.

Nada fue fortuito. Fue un desaire calculado. Rocío Nahle no consintió a Braskem. No olvidó que Braskem se llevó el etano a precio de regalo. No olvidó que Pemex tuvo que pagar penalizaciones por entrega tardía del producto. No olvidó que Calderón le abrió la puerta a la firma tramposa y con Peña Nieto estalló el escándalo de los sobornos. No olvidó que Braskem, en Nanchital, mintió sobre el área en que construiría la planta Etileno XXI y fue acusada de evasión fiscal —¿Lo sabrán los socios de Advario?—. Nahle no olvidó que Braskem le asestó una puñalada a la nación.

Era obvio que ni Andrés Manuel, ni Nahle, ni Cuitláhuac habrían de participar en el show.

Nefasta, arbitraria o sin brújula, Rocío Nahle tuvo el acierto de frenar y destazar a Braskem.

Y le trastocó ocho meses la mascarada de la primera piedra.

Archivo muerto

Grabar borrachos y a un cantinero con ínfulas de capo, le valió a Sendic Aguirre una agresión. Los captaba el lunes 10, a eso de las 8 de la mañana, sobre el malecón de Coatzacoalcos, cuando dos esbirros del dueño del bar Rome lo increparon. Sendic, reportero de El Liberal y Radio Hit, no dejó de grabar.

Transmitía en vivo a jóvenes bebiendo, bailando, charlando; vehículos estacionados en doble fila, uno de ellos en batería. Captaba un escenario ilegal, alcohol en la vía pública, negocios operando fuera del horario permitido, mesas y sillas sobre la banqueta, un malecón con briagos y briagas, contoneándose al ritmo de la música cuando el sol había despuntado. Sendic recogía imágenes en que se veían a dos sujetos liarse a golpes y una joven y un adulto intervenir y separarlos. Junto a ellos, varias empleadas de Limpia Pública realizando su labor, recogiendo la basura, el desperdicio de los amigos del alcohol. Sendic Aguirre se movía de un lado a otro, cruzaba el arroyo vehicular. Hacía paneos, deslizaba la imagen de derecha a izquierda y viceversa.

En una de las mesas, al pie del tugurio Rome, se hallaban tres sujetos. En el video se ve a uno de ellos desplazarse hacia el reportero. Viste una playera negra con la leyenda Calvin Klein y gorra blanca. Usa un cubreboca. Le pide el teléfono celular y exige que borre las imágenes. Sendic Aguirre continúa grabando. El sujeto regresa a su mesa y es enviado otro tipo a golpearlo. Pero Sendic no deja de captar. Agredido y con sangre en el rostro, no se deja intimidar.

Minutos después fue llevado a la clínica del IMSS para su valoración. El bar —cuchitril— Rome, como muchos otros, es un antro de mala muerte. Su encargado o propietario, un rufián con aires de capo. Y la Policía Municipal, un ente inservible, plagado de rateros con uniforme, de asaltantes cuando andan en sus días francos, el terror de la sociedad. Días antes, una patrulla transitaba sobre el malecón y al detener su marcha fue rodeada por jóvenes que se treparon en la batea de la unidad; otros lanzaron cerveza o licor sobre los cristales. Los policías nada hicieron. No por prudencia sino por ineptitud. Debió llegar la Guardia Nacional, el Ejército, la Marina, la Policía Estatal. Debieron ser aprehendidos los mozalbetes. Debió enviarse un mensaje de autoridad. El ayuntamiento es cómplice por omisión.

A las 3 de la mañana debieron cerrar todos los antros. Y debió prohibirse el consumo de alcohol en la vía pública. ¿Dónde estaban los inspectores de alcoholes? ¿Dónde se metió la tesorera Grace del Carmen Mendoza Chesty y su personal? Si los esbirros del propietario del bar Rome hubieran estado armados, Sendic Aguirre no habría sido trasladado a la clínica del Seguro Social sino a una morgue y de ahí al panteón. Es el Coatzacoalcos sin ley, sin autoridad, sin alcalde. Es el reino de los violentos, a los que el presidente municipal, el morenista Amado Cruz Malpica, y su pestilente corte les brindan impunidad.

Ahí, donde hoy opera el bar Rome, estuvo el Once Once —“your best wish”—. Ahí se veía chocar la copa a los malosos con los hombres de poder. Ahí, donde hacía vida social Hernán Martínez Zavaleta, alias Comandante H, líder de Los Zetas en el sur de Veracruz, condenado a 20 años de prisión, con la “Beba”, “El Pana”, “El Mamito”, “El Tito” y otros más… Fiscal especializada y perito, señaladas de revictimizar a quien denunció al notario Alejandro “D” por violencia intrafamiliar.

La fiscal especializada, ya relevada del cargo, es Adriana del Rocío Soto Vázquez; la perito es la psicóloga Thalía Ivonne Torres López, a quien protegen y solapan desde Xalapa, capital de Veracruz. La víctima les interpuso queja ante la Fiscalía General del Veracruz por ordenar evaluación psicológica cuando ya existía una que determinaba el daño causado por la conducta del notario público, adscrito a Chinameca pero radicado en Coatzacoalcos. La queja data del 28 de marzo de 2022. Un año después, no se le ha dado curso.

El dictamen original, elaborado por la psicóloga Yanelly Llinas Hernández, con cédula profesional 9612462, “concluye que existe afectación psicológica a la víctima y que requiere asistencia especializada”. Con engaños, la entonces fiscal, Adriana del Rocío Soto, instó a la víctima a que fuera evaluada nuevamente. Y resultó que su condición psicológica no tiene mayor alteración. En contraparte, al agresor Alejandro “D” la fiscalía le determinó que presenta problemas de manejo de estrés que con sólo ir al gimnasio los mitiga. Un año ha tenido el caso la fiscal general, Verónica Hernández Giadáns, y no resuelve. Persiste en su afán de proteger y encubrir a los de su gremio, notarios como ella. No quiere enfrentar escándalos, pero los va a enfrentar.

Máxime que se le metió en un atribulada imaginación que puede ser senadora por Veracruz con la ayuda de su padrino, el zafado, vesánico, sátrapa y siniestro Eric Cisneros Burgos, secretario de Gobierno… Aclaración y disculpa: Liliana Azucena Yunes Rojas, a quien en el comentario anterior mencioné como prima del ex senador Héctor Yunes Landa, no es tal. Sólo fue su esposa. Una sentida y sincera disculpa a ella y a sus familiares… ¿Quién es ese emisario de Javier Duarte que cobra en la Tesorería Municipal de Coatzacoalcos, cuya fama de transa, experto en operaciones fraudulentas, auguran un desastre financiero? ¿Quién obligó al alcalde Amado Cruz Malpica a contratar a semejante corruptazo? ¿Cuántos millones de pesos se han fugado de la Tesorería y en qué empresas fantasma —su especialidad— van a parar?…

Si a Pepe Yunes le toca cargar el muerto, Héctor Yunes fue el sicario que reventó las entrañas del PRI en Veracruz, el que lo hincó, jaló el gatillo y lo aniquiló. Por eso el PAN y Morena lo tienen en un altar.

Hiperactivo como es, Héctor Yunes Landa va al norte y luego recala en el sur, sube a la montaña y desciende a las playas, vociferando que los que detentan el poder se están comiendo a Veracruz. Se vende como la salvación de la oposición.

Hurga en la seguridad perdida, aunque perdida estaba desde que Fidel Herrera reinó con el cómplice silencio del priismo que vio llegar a Los Zetas y entronizarse en su santuario de sangre, y luego, ya en tiempos de Javier Duarte, ver el festín de horror del Cártel Jalisco Nueva Generación, que practicaban el macabro ejercicio de cazar zetas, torturarlos hasta la muerte y arrojarlos en la vía pública. Si los cárteles compraron el territorio, mínimo lo querían disfrutar.

Suelta disparates tan colosales como aquello de construir una agenda conjunta con el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, que Cuitláhuac García, el bailarín de palacio ni siquiera peló.

Se mete en una reunión de mujeres, promovida por el PRI, como si fuera la muñequita del pastel. Quiso robar cámara y arrancarle un saludo a la senadora Beatriz Paredes Rangel, la que un día condena los afanes de su líder nacional, Alejandro Moreno Cárdenas de extender su período estatutario, y luego se presta a echar de la coordinación de los senadores priistas a Miguel Ángel Osorio Chong, haciéndola de instrumento útil de Alito Moreno.

Héctor Yunes parlotea que hay una red de polleros que trafican migrantes, movida por políticos y funcionarios públicos, pero del verbo no pasa.

Si hay que hablar de la tragedia de Ciudad Juárez, donde 40 migrantes murieron quemados y asfixiados por hallarse tras las rejas en una cárcel del Instituto Nacional de Migración, el ex senador invoca las instalaciones de Acayucan, donde —de nuevo el don de la premonición— podría ocurrir otra muerte masiva.

Y si de democracia se trata, augura que el Plan B de Andrés Manuel López Obrador fracasó pero hay que volver al Plan A, que es la defensa democrática de México.

Ahí perdió la memoria. O finge no recordar. En 2016 fue candidato del PRI al gobierno de Veracruz, apadrinado por Javier Duarte y Manlio Fabio Beltrones, uno de los dueños del tricolor. Y meses después de su fracaso electoral, un audio en el que se identificó la voz del ex secretario de Seguridad Pública duartista, Arturo Bermúdez Zurita, entonces encarcelado, reveló que con el erario se financió el sueño-obsesión de Héctor Yunes Landa.

Aquello no fue nada democrático. Lo que ahí se escuchó fue una bomba. 70 millones de dólares extraídos de las arcas del gobierno de Veracruz, con el visto bueno de Javier Duarte, pararon en la campaña de Yunes Landa.

No todo fue a las estructuras priistas. A Don Beltrone, según versión de medios y redes sociales, le tocaron 500 millones. Obvio, Héctor Yunes repudió la revelación y apeló, como siempre, a su honor.

Nadie en su sano juicio le ve con qué pueda contender por el gobierno de Veracruz. Nadie le ve tablas. Nadie fuma el repertorio del choleño. Nadie cree en su buena fe.

Va a Pánuco y se reúne con una veintena de seguidores. Baja a Coatzacoalcos y unos cuantos medios de comunicación se le acercan. Y ahí se destapa como candidato anticipado de la oposición al gobierno de Veracruz. “La caballada está gorda”, dice. Sí, pero sin rumbo.

Va a la Legislatura y dice que el Congreso del Estado es su segunda casa. Acude al Senado y cuenta que el Senado es su segunda casa.

Su proyecto es de saliva. Pero su pasado es de escándalo.

De lo que no habla es del Veracruz violento en los días en que el PRI tenía el poder.

No habla del Veracruz saqueado por Javier Duarte y los 40 ladrones.

No habla de la campaña de 2016 cuando se le vio saludando a Francisco “Pancho” Colorado Cessa, el narcoempresario que solía cabalgar con Fidel Herrera Beltrán, condenado en Estados Unidos por lavado de dinero, vía compra de caballos de carreras, a favor de Los Zetas. Pancho Colorado fue hallado muerto en su celda, según la versión oficial, o le dieron la opción de ser testigo protegido, simulando su muerte y desapareciendo de la faz de la tierra. A México sólo llegaron sus cenizas.

No habla de Liz Yunes Yunes, su hija duartista, la que trabajara en la Dirección de Notarías y Registro Público de la Propiedad en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, ejecutando acciones contra notarios públicos. El número 14 de Coatzacoalcos, Enrique Aguilar Urcelay, a la postre y luego de un litigio desgastante, los venció en juicio.

No habla de Andrea Guadalupe Yunes Yunes, su otra hija, diputada local por el Partido Verde (Anti)Ecologista de México, que terminó respaldando acciones cruciales a favor de Morena en el Congreso de Veracruz.

Ni habla de Verónica de la Medina, su esposa, que fuera madrina de generación en la graduación de policías, en la Academia El lencero, cuando el secretario de Seguridad Pública de Veracruz era el siniestro Arturo Bermúdez Zurita, acusado en el yunismo de desaparición forzada.

Ni habla de Liliana Azucena Yunes Rojas, su prima con quien estuvo casado en primeras nupcias, madre de sus hijas Liz y Andrea, quien se desempeñara como asesora en la Secretaría de Turismo de Veracruz con Fidel Herrera y Javier Duarte.

Ni habla del patético caso de los Poliyunes. Su padre, César Yunes Faisal, ya fallecido, y sus hermanos Rafael y César, se disfrazaron de policías, adscritos al Instituto de Policía Auxiliar y Protección Patrimonial, matriculados en ella, con armas de cargo, municiones y cargadores, para gozar de permisos de portación de armas por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional. Y estaban inscritos en nómina, con salario asignado. Tácitamente eran “aviadores”.

El caso detonó en INFORME ROJO, en 2016, justo cuando Héctor Yunes era nominado candidato del PRI y el partido Alternativa Veracruzana al gobierno de Veracruz. En diversos documentos se acredita la treta. En uno de ellos, fechado el 26 de marzo de 2015, se establece la misión encomendada por el Ipax a los Poliyunes: “escoltas del senador Héctor Yunes Landa”.

Y mucho menos habla de la golpiza asestada al periodista Jorge Manrique, encerrándolo en su oficina del Congreso, colocándole una pistola en la cabeza, lanzándole planazos de machete, iracundo, fuera de sí, porque si algo repudia es la crítica. En carta pública consta la agresión.

O aquel “no te metas con mi hija”, que le espetó al columnista Arturo Reyes Isidoro, autor de Prosa Aprisa, por analizar la llegada de su hija Andrea al Congreso de Veracruz por el PVEM, un partido distinto al PRI, y recordándole a dónde enviaba Yunes Landa a los que chaqueteaban al tricolor.

Héctor Yunes Landa fue el último gobernador emergido del PRI. Su vínculo con Javier Duarte —“es mi jefe político”— lo hundió. Sus ligas con el duartismo, los disparates de campaña, terminaron por darle el triunfo en la elección de 2016 al panista Miguel Ángel Yunes Linares, su primo con el que aún vive un odio infernal.

Y dos años después, el efecto López Obrador llevó a Morena al gobierno de Veracruz.

Héctor Yunes fue el sicario del PRI. Lo destrozó por dentro. Rompió estructuras, le cobraron facturas, pagó traiciones. Tácitamente hincó al PRI y le soltó el tiro de gracia.

No es que quiera volver. Pretende contaminar la alianza de oposición y que le tiren un hueso para roer.

Archivo muerto

La corte de Amado hizo de la Expo Feria un botín. Choferes de funcionarios, auxiliares, amigos y hasta el más insignificante de los achichincles, promoviendo y arengando en redes sociales. Omar Franco exaltando a La Bandida, uno de los bares donde más alcohol corrió. Y la camioneta de Obras Públicas Municipales del ayuntamiento de Coatzacoalcos, feudo de Arturo Delgadillo Medina —número OP-225— acarreando hielo para La Bandida, como se pudo observar en por lo menos tres fotografías.

Un caso para la Contraloría municipal, donde su titular, Mario Pintos Guillén, quien fuera tesorero del ex alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo, alias “el 30 millones no solventados”, cobra salario pero no resuelve los asuntos que le queman las manos al presidente municipal, Amado Cruz Malpica. Otro promotor de los negocios de alcohol en la Expo fue Jorge Ocampo, del círculo cercano a la tesorera municipal, Grace del Carmen Mendoza Chesty. Y dentro y fuera del ayuntamiento corren los nombres de funcionarios mayores y menores —los Chesty, Delgadillo— y sus respectivos gatos de angora, que son mediocres para la función pública pero buenos para el giro negro y que terminaron matando víbora en Viernes Santo. ¿Y Amado Cruz Malpica no lo supo? ¿O lo supo y los dejó lucrar?… Por más que Alejandro “D” alargue su agonía, su agonía judicial ahí seguirá. Imputado por violencia intrafamiliar, el notario público adscrito a Chinameca pero radicado en Coatzacoalcos hizo treta y media para diferir la audiencia de vinculación a proceso, que habría de realizarse el 29 de marzo y trasladarla para el 14 de abril.

Le ayudó la fiscal tercera Especializada en Delitos de Violencia Contra la Mujer, Yamilet Franyutti, quien de último momento se esfumó. Se hallaba en el juzgado y de pronto literalmente se fugó. Nada explicó. Quien lo hizo fue el juez Mario Vivanco, excusándola con el rollo de que a la misma hora le asignaron otra audiencia. Allá quien crea semejante patraña. Las audiencias están calendarizadas y cada fiscal sabe con antelación el juzgado al que debe acudir.

La fiscal Yamilet Franyutti incurrió en una omisión legal. La otra maroma la dio el abogado del notario imputado por violencia intrafamiliar, Marco Antonio Madrazo Carrión. Salió con que no había tenido acceso al expediente. Para entonces el juzgado a cargo de Mario Vivanco ya despedía un tufo nauseabundo. El caso proviene de una relación tóxica desde que Alejandro “D” y su pareja, una dama perteneciente al círculo social con mayor arraigo en Coatzacoalcos, residían en Canadá. La denuncia interpuesta por la señora es explosiva: violencia, vicios, miedo, daño psicológico. Poco después, en la Ciudad de México, ocurrió el episodio en que Alejandro “D” intentó arrojarla desde un balcón.

Los testigos de los hechos se presentaron ante la Fiscalía en Coatzacoalcos y confirmaron lo sucedido. Y cuando se formalizó la denuncia, a Alejandro “D” se le ocurrió acusar a la madre de hijo de robo de un anillo, que él le había entregado como anillo de compromiso, y de su patente de notario, documento que no tenía por qué estar en casa pues la Ley del Notariado establece que debe alojarse en la sede de trabajo.

A eso le agregó una genialidad: acusarla de daño moral y exigir la reparación del daño por 30 millones de pesos. ¿Quién le habrá aconsejado semejante estupidez? Es apenas la punta del iceberg. Se coludieron la fiscal especializada, dos psicólogas, la fiscal general de Veracruz, Verónica Hernández Giadáns, notaria pública que a su vez solapa y encubre a los de su gremio, como ocurrió con Sergio Hernández Vallarino, hasta que el escándalo detonó en la prensa nacional, y ahora el juez Mario Vivanco, del que se recuerda cómo dejó en libertad a Edgar Spinoso, uno de los favoritos de Javier Duarte, luego de difundirse dos videos en los que constan las amenazas y los insultos del sátrapa a un empleado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y el allanamiento, pistola en mano, de las instalaciones federales.

Si Alejandro “D” y su familia hubieran tomado el camino del diálogo y el acuerdo, no vivirían una agonía judicial ni se hallarían a las puertas del infierno. Pero hay mucho, mucho más… Don Arturo Zavala Jiménez, un emprendedor, un visionario, se ha ido. Falleció este lunes 10 de abril dejando profunda huella en el ámbito empresarial de Coatzacoalcos, al que le imprimió estilo y sello, convertido en proveedor de altos vuelos del rubro de abastecimiento de oficinas y el fotocopiado, compitiendo con firmas de renombre, manteniendo un liderazgo digno de recordar. Don Arturo Zavala también incursionó en el terreno motivacional impartiendo conferencias.

Deja un legado amplio y el reconocimiento de quienes tuvieron la grata fortuna de tratar con él. A Emelia, Myriam, Lety, Arturo y toda su hermosa familia, un abrazo solidario, nuestras sentidas condolencias y el deseo que pronto logren la resignación que sólo el Creador puede conceder…

A Pepe Yunes le tocó la peor penitencia: cargar un muerto, echarse en la espalda al PRI, arrastrar al moribundo, maquillarlo, ofertarlo, encajarlo en una oposición infame que sólo aspira a comerse las migajas que Morena le quiera aventar.

Le tocó lidiar con el PRI de Alejandro Moreno Cárdenas, su líder nacional, atajando el intento de avalar la Ley Eléctrica cuando Alito se había entregado a Andrés Manuel.

Pepe Yunes decidió quedarse solo cuando el PRI de Alito Moreno pactó con López Obrador y la militarización de las calles se consumó. Cuatro años más con la Guardia Nacional porque el PRI y Morena pasaron del idilio al incesto. Se acostaron y parieron un engendro militar.

Ejército y Marina patrullando, instalando retenes, revisando bolsillos, metiendo las narices en los automóviles, interrogando al mexicano de a pie mientras a los capos y a sus sicarios los arropa el presidente y los generales canjean el honor por una vida de placer.

A Pepe Yunes le tocó ver y oír el festín de Layda, el carnaval de los audios, desollado el líder nacional del PRI, destrozado porque su lengua es larga y tiene alma de hampón.

Alejandro Moreno es, literalmente, un cerdo político. Los audios sirven para trazar su perfil: riqueza inexplicable a partir de sus días en el gobierno de Campeche; las residencias que huelen a transa, o exprimiendo empresarios, o pactando con Monreal, o surtiendo recetas de cómo aniquilar a la prensa: “no les des un balazo, mátalos de hambre, papito”.

Y luego el ataque al estatuto del PRI, el intento de Alito de extender su período como líder nacional, fraguando cómo manipular la alianza con el PAN y PRD, o cómo reventar a la oposición, según se lo ordene su patrón, Andrés Manuel López Obrador.

Y la batalla en el Senado, el cuartelazo contra Osorio Chong, el ungimiento de Manuel Añorve, el senador pro narco que en sus días en la alcaldía de Acapulco permitió el florecimiento de los cárteles, la violencia sin control, tácitamente el inicio de la destrucción de la que fue la principal joya turística del país.

Ese muerto político llamado PRI es el que Pepe Yunes tiene que cargar.

El PRI de las corruptelas y los fraudes históricos. El PRI de Javier Duarte. El PRI de Salvador Manzur, que llegó a expresar que el programa de Adultos Mayores era “oro molido” porque hasta los familiares de los abuelitos terminan votando por el tricolor. El PRI del Cisne Silva, implicado en el pago a empresas fantasma cuando Javier Duarte saqueaba al gobierno estatal.

El PRI de Veracruz también huele a panteón. Es un cascarón succionado por Marlon Ramírez Marín, su líder(?) estatal, el célebre histrión que un día escenifica la obra teatral del combate al obradorismo jarocho y al día siguiente se presta a validar la militarización del país.

Marlon Ramírez es un espantapájaros político. Habla de legalidad y le estalla un escándalo inédito por el robo de los dineros del PRI, la nómina atestada de “aviadores”, pagos a los favoritos del reino y falta de salario a quienes no pululan en su corral.

Marlon exige aclarar el escándalo de las empresas fantasma; por qué Araly Rodríguez, siendo empleada del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez tiene contratos por casi 100 millones de pesos en dos secretarías y el DIF estatal; por qué existe una red de corrupción con empresas constituidas en domicilios de colonias marginadas con contratos por cientos de millones de pesos.

O sea, saqueo al estilo de Javier Duarte, del que Marlon Ramírez fue subsecretario de Gobierno y entonces no protestó, ni se indignó, ni exigió una profunda investigación.

El PRI es una fachada. Detrás de su rostro no hay nada. Su militancia es un puñado de seguidores aquí y otro grupúsculo más allá. Sólo tiene potencial ganador en municipios donde hay liderazgo, Cosoleacaque, Orizaba, Moloacán.

Sufrió la atomización de su base, el éxodo de la militancia, los que se fueron con Morena, el arribo a la tierra prometida y su conversión al obradorismo.

Fidelistas, duartistas, marcelistas, petroleros, campesinos, cañeros, vendieron su estructura, su capacidad operativa, su profundo poder corruptor.

El fidelismo hoy opera en Morena y en el Partido Verde (Anti)Ecologista de México. Javier Herrera Borunda, hijo de Fidel Herrera Beltrán, es secretario de Organización del comité nacional del PVEM. Apunta a ser candidato a senador, arrebatándole el espacio al morenismo.

Marcelo Montiel Montiel, ex alcalde de Coatzacoalcos, impuso a su hermano Roberto como presidente municipal de Puente Nacional. Llegó bajo las siglas del PVEM en alianza con Morena.

Las derrotas del PRI, de 2018 a la fecha, despiden tufo a traición. Son los priistas quienes votaron a favor de Cuitláhuac García hasta alcanzar un millón 600 mil sufragios. Fueron los priistas leales quienes le dieron sólo 350 mil votos a Pepe Yunes, entonces candidato al gobierno de Veracruz.

El prestigio de Pepe Yunes Zorrilla no está a discusión. Ni el del alcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez Francos. Fuera de ellos, no hay figuras en el priismo para la sucesión en 2024. Sus cifras hablan. Sus resultados los avalan. Pero el punto no son ellos sino el descrédito del PRI.

Hay una discusión bizantina por la conformación del bloque opositor. Que si le entra Movimiento Ciudadano, que si el pastel se lo comen Pepe Yunes y José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, amigo de Dante Delgado, dueño de MC.

O que el panista Julen Rementería tendrá que dejar pasar a Patricia Lobeira Rodríguez, alcaldesa de Veracruz puerto y esposa de Miguel Ángel Yunes Márquez. O al revés.

O que Héctor Yunes Landa —“Javier Duarte es mi jefe político”— se tira una nueva chamarra mental aspirando a la diputación local, porque vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

O que si Dante Delgado volverá a olvidar —ya lo hizo en 2018— cuando Miguel Ángel Yunes Linares lo encarceló y no tuvo piedad cuando le negó el derecho a salir a sepultar a su papá.

El dilema no es el bloque sino cuánto lastre traen. El PAN está partido en dos, el de los Yunes azules, que sólo pintan en la zona Veracruz-Boca del Río, y el de Julen, el Chapito Guzmán Avilés, Víctor Serralde y otros que odian a Chiquiyunes y a Fernando Yunes Márquez, el de la Torre Centro y otros negocios más.

O saber si suma o resta el Partido de la Revolución Democrática que no necesita estar dividido porque de hecho no existe, y si le obsesiona postular y adorar candidatos que provengan del PAN.

O Movimiento Ciudadano que se nutre de priistas, caso Coatzacoalcos, cuyo regidor, Luis Gutiérrez González, es un súbdito del alcalde de Morena, Amado Cruz Malpica, y todo le vota a favor.

Pero nada como el PRI. Es ejemplo de corrupción y traición. Ver al PRI es ver el rostro de Javier Duarte, Alito Moreno, Fidel Herrera, Arturo Bermúdez, Cisne Silva, Salvador Manzur, Tarek Abdala, Gabriel Deantes y otros que siete años después aún saltan de juzgado en juzgado por las denuncias que enfrentan.

Políticamente el PRI no vende. Su marca es el saqueo a las arcas públicas. Su marca es el robo. Su marca con las fortunas malhabidas, el desprecio a los pobres, el hundimiento de Veracruz. El PRI es el fraude electoral y el fraude a la ley. Su corazón ya no late. Está en fase terminal. 

Ese bulto trae a cuestas Pepe Yunes. Y por más que lo maquille, y por más que lo oferte, y por más que lo imagine como una nueva versión, el PRI sigue apestando a PRI.

Y es el muerto que Pepe Yunes tiene que cargar.

Archivo muerto

42 atrocidades son, quiérase o no, un escenario violento. Es el Veracruz real, el Veracruz de sangre. En 59 días, entre enero y febrero, se registraron 42 atrocidades, término dado por la organización Causa en Común, de María Elena Morera. A detalle, el recuento identifica siete asesinatos con violencia, cinco masacres —muerte violenta de tres o más personas en un evento—, y nueve feminicidios con extrema violencia. Causa en Común señala que en ese lapso ocurrieron ocho asesinatos en Poza Rica, un menor de 11 años victimado en Río Blanco, y otro evento brutal registrado en las Cañadas, cerca del aeropuerto Heriberto Jara, de Veracruz puerto, con saldo de seis víctimas, cuatro adultos y dos menores, familiares y amigo del polémico Fernando “Pino” Pérez Vega, obradorista, ex candidato a la alcaldía de Coxquihui. Veracruz es el sexto estado más violento de México.

Lo superan Chiapas, con 273 casos; Chihuahua, 134; Nuevo León, 122; Guanajuato, 117, y Guerrero, 92. La medición se realizó a partir de la información difundida en medios de comunicación, más real que la que proporcionan las fiscalías y policías del país, que suelen maquillar la estadística de sangre.  Son los datos duros, no los otros datos con los que el desgobernador Cuitláhuac García Jiménez intenta enmascarar el desastre violento en que está inmerso Veracruz… En 2018, Daniel Hernández León ya operaba para Morena.

Entró a la huasteca cuando nadie lo quería hacer. Estableció contactos, reactivó relaciones, buscó y halló a las estructuras magisteriales con las que se hablaba de tú. Y lo tradujo en votos. Era una elección clave. Andrés Manuel competía por la Presidencia de México, Rocío Nahle García y Ricardo Ahued Bardahuil por la Senaduría, Cuitláhuac García Jiménez por el gobierno de Veracruz. Amigo de Héctor Yunes Landa, con cuya generación priista se formó, nada tuvo que ver y nada lo ligó a los Yunes azules.

Pasó por la Dirección del Colegio de Bachilleres de Veracruz y ahí tuvo el contacto con las bases magisteriales que se convirtieron en motor del voto. Hoy es director de Transparencia en el ayuntamiento de Coatzacoalcos y en unos días más, director de Comunicación Social, el monstruo al que le comen las entrañas los que se supone son amigos del alcalde Amado Cruz Malpica… Que el rezago siga y los empleados del Poder Judicial descansen. Que se acumulen los expedientes y se postergue la justicia. Que reine la ausencia y se deje en la indefensión a las víctimas. Por la Expo Feria de Coatzacoalcos, el personal del Poder Judicial de Veracruz gozará de dos días de asueto. Así lo indica la circular No. 10, suscrita por el Consejo de la Judicatura, donde reina Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, otro de los inventos del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García.

El reino de la magistrada Lisbeth es de frivolidad pura y de zonas abandonadas, como el sur. Basta con verla entre los acarreados del bienestar, el 18 de marzo en la Ciudad de México, los que entonan loas al mesiánico Andrés Manuel, al que sólo le faltó montar un burro para entrar triunfante al zócalo de la ciudad de México, como lo hicieran Salomón y Jesús en Jerusalén, según el relato bíblico. Allá andaba la magistrada presidenta como si fuera una chaira con pedigrí. Sólo faltó cargar la matraca y hacerla sonar.

Sólo le faltó prender el incienso e hincarse ante López Obrador. Lisbeth Aurelia, súbdita irredenta de la 4T, no representa un poder autónomo en Veracruz, pues buena parte de lo que dirime en los tribunales procede de las vendettas e inquinas del primer círculo del gobernador Cuitláhuac García. Qué de extraño tendría entonces que que ante un evento rascuache, como es la Expo Feria Coatzacoalcos, les conceda a los empleados dos días de asueto, el 31 de marzo y el 3 de abril. La justicia, como de que no, puede esperar. Primero el placer y luego el deber… Un jefe policíaco en Chinameca, Tolín Reyes Bonilla, líderaba una banda de secuestradores. Y cuatro policías municipales de Coatzacoalcos usaban sus días francos para asaltar ciudadanos.

A Tolín lo pescaron en plena faena, la noche del 5 de marzo, en San Juan Evangelista cuando trasladaba a un adulto y un joven a los que plagió. Una patrulla de la policía de Chinameca escoltaba la unidad donde se halaban los plagiados. No intuyeron que la Marina los seguía desde que transitaban por el municipio de Acayucan. Al llegar a Mecayapan hubo un enfrentamiento en el que murió el joven secuestrado y un marino fue herido. Tolín Reyes, el secuestrador, por su cargo como director de la Policía de Chinameca, participaba en las Mesas para la Construcción de la Paz donde tuvo acceso a información de alta seguridad, acciones y operativos. O sea, el diablo halconeando en el reino de la verdad.

El alcalde Ramiro Alemán Valencia ya había sido advertido que su director de policía andaba chueco, pero nada hizo. Tolín Reyes y otros jefes policíacos operan en ayuntamientos gobernados por Morena. Dos semanas después, el 19 de marzo, cuatro policías municipales de Coatzacoalcos fueron aprehendidos. A julio César “N”, apodado “El Roki”; José María N, alias “Chema”, Emmanuel de Jesús “N”, con el mote de “El Chagala” y José Enrique N, alias “El Gallo” los sorprendieron asaltando transeúntes mientras se hallaban francos.

Ser policías era sólo una fachada. Su negocio —jugoso negocio— era operar como una banda delincuencial. Son la escoria policíaca, la que tiene a su cargo la seguridad, la que está en manos del contralmirante de Marina, Luis Enrique Barrios Ríos, señalado por la desaparición de 30 jóvenes durante el operativo Coatzacoalcos Seguro, un episodio negro del gobierno de Javier Duarte de Ochoa. Es la Policía Municipal de la que con tanto orgullo habla el alcalde Amado Cruz Malpica. Es la Policía Municipal de Coatzacoalcos, la que en los hechos le compite tú a tú al crimen organizado. Pero dice el gobernador Cuitláhuac García que Veracruz es ejemplo nacional de cómo se abate la inseguridad. Sírvanle la otra…