La renuncia de Margarita Zavala al Partido Acción Nacional ha causado fuerte controversia, pero sobre todo, una gran sacudida al interior del partido en el que se inició, formó y militó por más de 30 años.
A la crisis política que enfrenta el PAN y su dirigencia nacional, no le viene para nada bien la salida de un personaje cuyo músculo político se ha fortalecido tras finalizar su gestión en los Pinos, fuerza que le servirá a Zavala para entregar al órgano electoral, las más de 860 mil firmas de apoyo para poder inscribirse como candidata independiente a la Presidencia de la República.
El próximo 14 de octubre vence el plazo para registrar su candidatura independiente ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y Margarita se considera fuerte para entrar a la contienda.
Sin embargo, en esta coyuntura, es necesario precisar que la candidatura de Margarita Zavala, si bien, afectaría directamente a quien resulte candidato del Frente Ciudadano, no le alcanzaría para derrotar al sistema, por lo que solo dispersaría el voto útil, beneficiando con ello a quienes ostentan el poder.
La auténtica opción de cambio verdadero, está representada por MORENA en la figura de Andrés Manuel López Obrador y su Proyecto Alternativo de Nación.
Dejando atrás demagogias y vanas palabrerías, López Obrador es el único de los presidenciables, que ha comprobado ser un hombre que gobierna con transparencia y en beneficio real y palpable de sus gobernados.
Aquí los hechos:
Andrés Manuel al frente del Gobierno del Distrito Federal logró que éste fuera primer lugar nacional en construcción de obra pública; construyó el segundo piso del Periférico; impulsó el sistema de salud y amplió la infraestructura existente; redujo el índice delictivo 21.6%; logró una inversión extranjera de 30 mil 795 mdd, representando el 57.8% del total nacional; llevó a cabo un programa de austeridad, reduciendo el sueldo de altos funcionarios, liberando con ello 11 mil mdp; mantuvo en solo 3.3% el crecimiento de la deuda pública y de acuerdo a la encuesta City Majors, fue considerado el segundo mejor alcalde del mundo en 2004.
Lo que se ve no se juzga.
Los mexicanos debemos ser cuidadosos y no dejarnos llevar por espejismos que únicamente convienen a los mismos de siempre, a la cúpula del poder.
El electorado hoy requiere hechos tangibles, cuantificables y comprobables, no más campañas de despensas, de tarjetas, de láminas y demás dádivas que buscan engañar el pueblo con las promesas de siempre.