No, hoy ya no se trata de candidatos o de partidos políticos o de alianzas entre ellos. Se trata única y exclusivamente de la “sociedad civil organizada” y la decisión que pueda tomar el próximo 2 de junio en las urnas. El presidente López Obrador tiene tan polarizado el ambiente y la crispación es tanta, que las cosas están en manos de la ciudadanía y de su deseo de salvar al país.
Las muestras de hartazgo y repudio hacia el presidente cada día son más evidentes y cotidianas. Lo hemos expresado muchas veces, pareciera que el propio Andrés Manuel tuviera una estrategia para perder la elección y llevar a su partido hacia un completo desastre electoral. Error tras error, ataque tras ataque, no se cansa de denostar y ofender a todo aquel que diga algo en contra de su “proyecto” de gobierno o de sus colaboradores. Todos son conservadores y malas entrañas,
El problema de que salga el presidente todos los días a defender lo indefendible. Es que está sufriendo un desgaste que ya dejo de ser natural por el paso de su gobierno. Ya es un desgaste provocado y consiente. Como si se tratara de una “estrategia” acordada que tiene como objetivo tirar todo por la borda. Sin importar nada más que solo cumplir con ciertas indicaciones para fraguar el final de su cuarta transformación.
Aquí el fondo del asunto es meramente ciudadano, ya que al darse cuenta de lo que ocurre con el presidente y de sus pésimas decisiones está tomando cartas en el asunto y ha salido en diversas ocasiones a las calles a defender a ultranza sus derechos y la tranquilidad de sus hijos, esposas, esposos, hermanos y en general de toda su familia. Están sintiéndose amenazados en su patrimonio, seguridad y estabilidad económica, laboral y familiar. Y eso no lo van a permitir.
Sin lugar a dudas estas elecciones serán meramente ciudadanas. Nadie duda que al día de hoy la última palabra la tenga este sector que al encontrarse arrinconados y verse como ya se dijo amenazados en su patrimonio castiguen con su voto al presidente que sigue pensando que solamente con su popularidad (que por cierto ha decrecido) le pueda alcanzar para ganar el próximo 2 de junio.
Si López Obrador se confía y lo sigue cegando la ira, la venganza, la vulgar ambición y su enorme frustración podríamos estar viendo en meses por venir la caída de un régimen que pudo llegar a ser quizás el segundo más poderoso. Después obviamente del régimen priista. Y que por la voracidad presidencial y de sus cercanos lo echaron todo a perder todo, absolutamente todo. Veremos en que termina esta historia. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.